El día 10 de este mes de noviembre tuvimos la triste noticia del fallecimiento del Dr. Manuel Martínez Grande. Su muerte fue una sensible pérdida tanto para quienes fuimos sus discípulos y compañeros como para la sociedad en general. Fue Jefe del Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología del Hospital Virgen del Camino y Clínica Ubarmin, labor que desarrolló en el período entre 1974 y 2007 año en que se jubiló por obligación, ya que por su gusto hubiera seguido más tiempo en el desempeño de su labor médica. 

Su personalidad fue cimentada tempranamente ya que siempre vivió rodeado de ambiente de trabajo y amor al estudio. Entre sus familiares es de destacar al Profesor de bioquímica y nutrición Dr. Francisco Grande Covián, gran impulsor de los estudios sobre la nutrición. 

Tras estudiar Medicina en la Facultad Medicina de Zaragoza comenzó su especialización en Cirugía Ortopédica y Traumatología trabajando en hospitales de Asturias, siguió su formación en el Hospital Henri Mondor en París y posteriormente fue Jefe Clínico de su especialidad en la Clínica Puerta de Hierro de Madrid de la que siempre guardó gratos recuerdos, siendo, por fin, en 1974 Jefe de Servicio del Hospital Virgen del Camino en Pamplona, Servicio que fue creado bajo su dirección y al que posteriormente, en 1979,se anexionó la clínica Ubarmin dado el aumento de patología que era preciso atender.

El Dr. Martínez Grande fue una persona de gran capacidad de trabajo y estudio, para él no contaba el rigor del horario impuesto por la administración siendo muy generoso en regalar tiempo y dedicación a su labor hospitalaria, fue un médico enamorado de su profesión. Siempre estuvo en la punta de lanza de los avances médicos con gran predilección por la cirugía protésica y particularmente en el estudio de los materiales. A él le debemos el desarrollo de todas nuestras subespecialidades pero sobre todo las de la Cirugía del Raquis, y la de los Tumores, que son especialmente exigentes tanto para los cirujanos como para los pacientes. Sin su apoyo y aliento permanente, muchos de nosotros no hubiéramos alcanzado el desarrollo personal y profesional que hemos obtenido y del que le estaremos permanentemente agradecidos.

Como Jefe del Servicio habría que decir que, más que Jefe, fue un compañero con el que se podía contar en todo momento para el asesoramiento y la orientación desde su alto nivel de conocimiento. Era de fácil trato y nada dado a la jactancia y alharaca. A parte de su gran dedicación al estudio su familia fue de vital importancia: su esposa Espe, que tristemente desapareció muy joven todavía, sus hijas Ana y Beatriz, así como sus nietos que le acompañaron hasta el final. Como profesional fue excepcional en cuanto a sus conocimientos, pero otro aspecto a destacar fue su relación con los pacientes a los que trataba con calidez y cercanía siendo muy claro en sus explicaciones y delicado en situaciones de información problemática y trances no deseados a pacientes o familiares, todo ello acompañado de gran respeto ante ellos. Tenía aficiones deportivas practicante de atletismo en su juventud, nosotros le conocimos como aficionado al ciclismo, el esquí y el golf.

Tras su jubilación formó parte de la Comisión Nacional de Formación del Ministerio de Sanidad Español. Se integró y lideró un grupo de trabajo de la Universidad de Oviedo formado por ingenieros, matemáticos e informáticos para el estudio de nuevos métodos de evaluación de los resultados de prótesis de cadera y perteneció a varias sociedades científicas realizando diversas publicaciones en revistas de Cirugía Ortopédica siendo también director de varias tesis doctorales.

En San Fermín de 2013, la sociedad Napardi le distinguió con la concesión del Gallico de Oro en agradecimiento a su gran dedicación y trabajos al Servicio de la sociedad navarra. Para él este premio supuso “la culminación” de su vida profesional y lo consideró como “un reconocimiento a toda la medicina”. “Creo que en mí, de alguna forma, se han acordado del esfuerzo de la medicina de Navarra en todos estos tiempos”, destacó en esa ocasión.

Todos los que nos hemos formado y trabajado bajo su dirección le debemos un gran agradecimiento y recuerdo por todo lo que nos enseñó y acompañó en los diferentes momentos de nuestra actividad profesional, y sentimos profundamente esta pérdida.

Adiós Manolo, te tendremos siempre en nuestra memoria.

*Dr.Ángel M Hidalgo Ovejero. Jefe de Servicio de Cirugía Ortopéica y Traumatología. Hospital Universitario de Navarra.,

Dr. Francisco Javier Martínez de Lecea Placer exJefe de Sección de de Cirugía Ortopéica y Traumatología. Hospital Universitario de Navarra.

En representación de todos los componentes y excomponentes del Servicio de Traumatología del Hospital Universitario de Navarra.