Hay acontecimientos que han marcado la vida de las personas, y en algunos casos de toda una comunidad, pueblo o país. En este caso creo, y sin miedo a exagerar, que la partida de nuestro amigo, maestro y vecino Salvador Martínez, el Gaitero, como era conocido, nos ha dejado un poco huérfanos no solo a los que teníamos la suerte de contar con su amistad, sino a toda la ciudad, incluso a gran parte de lo que llamamos Euskalherria. Su amor por el folclore y su implicación por el estudio de la gaita o dulzaina nos ha dejado algunas obras exquisitas y un gran número de alumnos repartidos por toda la geografía que la perpetuarán en el tiempo. Se nos fue haciendo lo que le gustaba, tocar la gaita. De todas formas, no se te ocurre más que a ti dejarnos el día de tu cumpleaños, en vísperas de San Fermín y a las puertas de nuestras fiestas de Lizarra. Nos consuela pensar que nos queda tu legado en tu hija y nieto, así como en tu hermano de gaita, Duñabeitia, que seguirán deleitándonos con el sonido de la gaita que tanto amaste.
Descansa en paz querido amigo, y que sepas que nos has robado un trozo de corazón con tu marcha. Te recordaremos siempre.