Por eso ensanchan las fronteras del conocimiento abriéndonos las ventanas y las puertas al futuro. No sólo eso, sino que, además de poner en nuestras manos nuevos avances en saber y conocimiento básico, lo hacen de modo que tengan pronta traslación a la realidad cotidiana de la ciudadanía; es el aspecto social y podemos decir que más humano de la ciencia que han hecho y siguen haciendo estos sabios que nos transportan al futuro a hombros de gigantes.

Es precisamente esta última una característica diferenciadora de los Premios Fronteras del Conocimiento que otorga la Fundación BBVA cada año desde 2008 a los más destacados investigadores mundiales en las ciencias y en la música. Los Fronteras de esta XIV edición no solo premiaron el saber eximio de los galardonados, sino que sumaron el aspecto de efecto y encaje de ese saber en las necesidades más cercanas de la población.

El acto, celebrado en el Palacio Euskalduna de Bilbao, reconoció a prestigiosos creadores de la ciencia y de la cultura. La capital vizcaína acogió de nuevo, la semana pasada los “Fronteras”, después de que en 2019 la Fundación BBVA decidiera convertir Bilbao en la sede permanente de sus galardones internacionales. La ceremonia, copresidida por el presidente de la Fundación BBVA, Carlos Torres Vila y la presidenta del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Rosa Menéndez, contó con una intervención inaugural del alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, y con el discurso de clausura del Lehendakari Iñigo Urkullu, que agradecieron encarecidamente a la Fundación BBVA su apuesta por Bilbao y por Euskadi.

Reto y orgullo

En la ceremonia también se dieron cita la presidenta de Juntas Generales de Bizkaia, Ana Otadui; el diputado general de Bizkaia, Unai Rementeria; la secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial, Carmen Artigas y el delegado del Gobierno en Euskadi, Denis Itxaso, así como una amplia representación de la sociedad vasca.

Desde su origen hace 15 años, el objetivo fundamental de los Premios Fronteras del Conocimiento es precisamente impulsar “el conocimiento riguroso y validado” como “la mejor brújula y el mejor instrumento del que disponemos para entender el mundo y a nosotros mismos”, y por lo tanto “para afrontar los grandes desafíos de nuestro tiempo”, sentenció el presidente de la Fundación BBVA, al tiempo que agradeció al director de la Fundación, Rafael Pardo, el trabajo realizado.

Un momento de la intervención del lehendakari Urkullu. José María Martínez

En la ceremonia de entrega de premios, Carlos Torres por el “conocimiento como el mejor instrumento para entender el mundo, un mundo cambiante de grandes desafíos”. Desafíos que trascienden nuestras fronteras, tales como la pandemia, la destrucción del medio ambiente, el cambio climático y la reducción de la biodiversidad, que retan a nuestros conocimientos actuales produciéndonos desasosiego e incertidumbre y nos indican que vivimos “en una época de disrupción”, como decía el presidente de la Fundación BBVA; y “ante ellos necesitamos respuestas globales y coordinadas basadas en la investigación, la innovación y la educación” propuso Carlos Torres.

Recordar a galardonados en ediciones anteriores, que además posteriormente consiguieron el Nobel, como por ejemplo Shinya Yamanaka, James Allison, Ardem Patapoutian y Julius Davis con las fértiles secuelas de sus investigaciones en la práctica médica, es poner en valor este aspecto comunitario de unos premios al saber. Es la mejor vía para que los ciudadanos también los veamos como líderes de la esperanza en la humanidad.

Porque “la ciencia es poderosa y nos ofrece la oportunidad de diseñar un futuro más solidario, justo y sostenible”, como afirmó la presidenta del CSIC Rosa Menéndez en su discurso en la ceremonia de entrega de galardones. Al pie de la letra, el objetivo de estos premios.

Un nuevo año, Bilbao y su Palacio Euskalduna fueron testigos rendidos a las propuestas de 14 personas, científicos y artistas que con sus descubrimientos nos impulsarán a que vivamos mejor, seguramente mucho mejor. Además, esta XIV edición volvió con el brillo de la normalidad, sin restricciones por la pandemia, y bien que se notó en el calor con el que fueron recibidos, aplaudidos y homenajeados. 

A veces me pregunto si acostumbrados a sus muchas horas de observación paciente, de trabajo silencioso en su laboratorio, de reflexión reconcentrada ante sus datos matemáticos o de introspección ante sus partituras, no se vieron un tanto abrumados por el agasajo, la petición de fotos, los saludos de felicitaciones… pero se les vio felices, no solo de comunicar su saber, sino también de ver en directo que su labor callada ahora es difundida a los cuatro vientos. Ciencia y cultura para que todos la disfrutemos y la usemos. Una dedicación con éxito recompensado.

Carlos Torres Vila, Robert Langer, Drew Weissman, Katalin Karikó y Rosa Menéndez. José María Martínez

Aplicar descubrimientos

Es inimaginable la alegría que puedan sentir quienes han hecho posible que millones de personas estemos vivas gracias a que sus descubrimientos hicieron posible la vacuna contra el covid-19. Por eso no está de más recordar que pudimos recibir en Bilbao a los Fronteras galardonados en su formato tradicional completo en buena medida debido a la inusitada velocidad en la disponibilidad de vacunas contra el covid-19. 

Vacunas de nuevo cuño se han hecho realidad porque hace años, décadas podríamos decir, investigadores como Robert Langer no se rindieron al desánimo ni a la frustración de no ver reconocido su descubrimiento de nanopartículas; o porque científicos como Katalin Karikó y Drew Weissman no arrojaron nunca la toalla y perseveraron en sus ideas e investigaciones sobre el ARNm, aunque durante años les negaran el pan y la sal de las ayudas económicas y no reconocieran sus descubrimientos. Ahora, ya demostrado su gigantesco paso científico, vemos más amplio el horizonte y más claro el futuro, no sólo ante el covid-19, sino para muchísimas otras vacunas y para tratamientos terapéuticos contra enfermedades que nos acechan, como cardiopatías, anemia falciforme, cánceres, patologías autoinmunes como esclerosis múltiple… 

Seguramente, tanto los citados como el resto de premiados presentan rasgos de muy alta capacidad e inteligencia, pero podrían haberse quedado en nada de no haber puesto ellos la perseverancia y el esfuerzo, sin renunciar cuando sus descubrimientos eran ninguneados e incluso rechazados. Si cayeron diez veces, se levantaron once y hoy están ante nosotros como modelos y creíbles profetas científicos del futuro.

Si la imagen de una vacuna sanadora vale más que mil palabras, saber que el ensamblaje de un ARNm en una nanopartícula, indica que dos o más colaboraron y se pusieron de acuerdo; estamos ante el alma genuina de la ciencia. Cada uno en su campo, pero en colaboración abierta con otros científicos, saltándose las fronteras nacionales e ideológicas, como comentaba Simon Levin en su intervención de aceptación. Es otra de las características de los premiados. Su espíritu cooperativo, colaborativo en pos del descubrimiento. Porque los trabajos matemáticos de Simon Levin sobre la ecología espacial han sido utilizados por Leonore Fahrig para diseñar corredores entre áreas naturales protegidas y trazados de carreteras; y también por Steward Pickett para el diseño de ciudades sostenibles.

GALARDONADOS EN LA XIV EDICIÓN

CIENCIAS BÁSICAS

Charles Fefferman y Jean-François Le Gall. Por “nuevas perspectivas en el análisis matemático y la teoría de la probabilidad”.

BIOLOGÍA Y BIOMEDICINA

Katalin Karikó, Robert Langer y Drew Weissman. Por descubrir tecnologías de transferencia de ARNm que permite a nuestras células fabricar proteínas para la prevención y tratamiento de enfermedades. Aplicadas, por ejemplo, con éxito en la vacuna SARS-Covid-19.

TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN Y LA COMUNICACIÓN

Judea Pearl. Por aportar una base moderna a la Inteligencia Artificial con sus contribuciones conceptuales, formales y matemáticas para que los programas de Inteligencia Artificial interioricen la probabilidad y la causalidad.

ECOLOGÍA Y BIOLOGÍA DE LA CONSERVACIÓN

Leonore Fahrig, Simon Levin y Steward Pickett. Por introducir en el estudio de los ecosistemas la dimensión del espacio físico, aunando la teoría y las matemáticas de la ecología espacial, aplicables en el diseño de áreas naturales protegidas, el trazado de carreteras y de ciudades sostenibles.

CAMBIO CLIMÁTICO

Ellen Mosley-Thompson y Lonnie Thompson. Por avanzar en el conocimiento y la comprensión del cambio climático con su investigación con testigos de hielo en los glaciares de alta montaña.

ECONOMÍA, FINANZAS Y GESTIÓN DE EMPRESAS

Matthew Jackson. Por su nueva visión sobre el papel de las redes en la vida económica y social.

HUMANIDADES Y CIENCIAS SOCIALES

Mark Granovetter. Por descubrir el poder de los vínculos sociales “débiles” de las redes que llamamos de “conocidos”, como fuente de capital social. Su innovadora perspectiva es la base de la sociología económica contemporánea.

MÚSICA Y ÓPERA

Philip Glass. Por su extraordinaria contribución a la creación musical y a la ópera, con un estilo distintivo y un novedoso enfoque de la composición.

El cambio climático 

“El hielo de los glaciares guarda el registro de los cambios climáticos y medioambientales de la Tierra” explicó Lonnie Thompson, junto a Ellen Mosley-Thompson, en su discurso de aceptación del Fronteras. Ambos glaciólogos han trabajado juntos desde 1974 en más de 64 expediciones a los glaciares y han demostrado que el sistema climático está experimentando cambios en su estabilidad a un ritmo sin precedentes. Avisan de la “amenaza existencial” del calentamiento global y piden que se investiguen nuevas tecnologías para mitigar los cambios que se prevén. Con un toque de esperanza, porque para ellos aún no es demasiado tarde para “acelerar la transición hacia una sociedad libre de carbono”. Y además de en la ciencia, ha puesto sus esperanzas en la concienciación de la sociedad ante la gravedad del problema, “estamos a tiempo de trabajar juntos, a nivel nacional e internacional, para ralentizar o, en el mejor de los casos, eliminar la amenaza global del cambio climático y su consiguiente impacto en nuestras sociedades, economías y medios de vida”, subrayaron.

Aunque para muchos ciudadanos la matemática se ligue con algo teórico, la realidad es que los descubrimientos del profesor Charles Fefferman ya han tenido aplicaciones prácticas en múltiples campos, como la elaboración de mapas precisos, el flujo del agua sobre una superficie plana y el campo eléctrico en materiales bidimensionales. Así mismo, las investigaciones de Jean-François Le Gall ayudan a comprender el funcionamiento de ciertos modelos basados en la gravedad cuántica, “la teoría física que pretende unificar la relatividad general y la mecánica cuántica”, explicaron, con los ordenadores cuánticos en el objetivo.

Por su parte, el profesor Judea Pearl, ha sido galardonado por su contribución pionera al desarrollo de la Inteligencia Artificial. Ha logrado que los programas de IA puedan interiorizar de modo eficaz las mismas dos rutas que utilizamos los humanos para entender nuestro entorno y tomar decisiones: la probabilidad y la causalidad. De paso, confesó en su discurso de aceptación, al tratar de resolver cómo una máquina sería capaz de pensar como un ser humano, ha comprendido mucho mejor cómo funciona nuestro propio cerebro y algunos secretos básicos de nuestro razonamiento. “Al preguntarnos ‘¿cómo lo haría una máquina?’ nos hacemos mejor idea de cómo lo hacemos nosotros”. Máquinas que podrían preguntarse por universos alternativos, predecir el efecto de acciones y políticas novedosas; por ejemplo, qué pasa si prohibimos el consumo de cigarrillos, o si utilizamos un fármaco nuevo, o cómo actúa un tratamiento en un paciente concreto, lo que nos adentraría de lleno en la era de la medicina personalizada.

Pearl aseguró que, “ya tenemos la teoría y los algoritmos que permiten a un robot realizar esos cálculos”, y agradeció el premio, porque con él supera la “cuota de escepticismo” que sus innovadoras ideas provocaban entre muchos colegas: “Espero que el prestigio de este premio anime a los científicos de otras disciplinas a evaluar las poderosas herramientas de la inferencia causal”.

Recepción a los galardonados. Jose María Martínez

Interacciones sociales

El distinguido en Economía, Finanzas y Gestión de Empresas, Matthew Jackson, resaltó la influencia de las relaciones personales y grupales de individuos, empresas e instituciones en ámbitos socioeconómicos como la carrera profesional, el nivel de renta o la dependencia financiera. Para el profesor, la Teoría económica no puede olvidar que las transacciones económicas están profundamente arraigadas en una red de interacciones sociales. Por ello aboga por un cambio en el paradigma de la reducción de las desigualdades: “La redistribución de la riqueza y la renta sólo aborda los síntomas de la desigualdad y no sus causas fundamentales. Se necesitan más políticas que enriquezcan las redes de la gente y favorezcan la información y las oportunidades que sus redes facilitan”.

En términos muy parecidos de globalización transversal de redes se manifestó el premio en Ciencias Sociales, el profesor Mark Granovetter, para quien la economía clásica no valoraba en toda su dimensión los fundamentos sociales de la acción económica: “… no tenía en cuenta que toda la actividad económica está inmersa en redes de interacción social, lo que incluye relaciones más allá de las puramente económicas”. Las normas, la confianza, el poder, las instituciones sociales y la Historia son para el premiado variables determinantes de la interacción económica, interdisciplinareidad y transversalidad que el profesor Granovetter propone tras sumergirse él mismo en la literatura científica, la economía y la sociología, la antropología, la historia y la ciencia política, como comentó en su discurso de aceptación. “Por esta razón, me produce especial alegría recibir un premio que abarca todas las ciencias sociales”, subrayó, resaltando la importancia de los vínculos débiles en nuestras relaciones sociales y también económicas. Como muchos otros de los premiados, también Granovetter sufrió la resistencia que innovaciones radicales como la suya encuentran cuando surgen, porque sus artículos inicialmente fueron rechazados por los revisores académicos, que no consideraron adecuada su concepto de la importancia de esos vínculos débiles.

Cultura junto a ciencia

Ya desde sus inicios llamó la atención que los premios Fronteras colocaran al mismo nivel de paridad el ámbito de los conocimientos científicos y los sociales con la música y la ópera. Es un signo claramente distintivo de la proyección que estos Premios quieren hacer del conocimiento humano en su más amplio sentido. Así lo confirmó en su discurso el músico premiado, Philip Glass, al enfatizar que el galardón reconoce “a personas que están vivas, que trabajan y escriben sobre el mundo en que vivimos”, y para quien la relación entre los mundos de la ciencia y el arte es tan natural como su propio interés por la obra de Einstein, Galileo, Kepler o Stephen Hawking, “descubriendo que casi todo podía expresarse con la música”.

La reflexión final del compositor tal vez sea la más gráfica de lo que suponen y es el objetivo de los Premios Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento. “La contribución que hace todo artista es la obra que crea. En mi caso, he creado mis obras para mí, pero cuando el público las ve, ya no son mías. Les pertenecen”, sentenció.

Sin duda algo que podrían decir todos los galardonados. Démosles las gracias por el regalo de sus descubrimientos.