Vive un momento dulce en su profesión, aunque a lo largo de quince años, los que lleva como actriz, no ha dejado de tener proyectos y opciones entre manos. Dice no tener motivos para quejarse de un mundo que no ofrece seguridad a largo plazo, pero sí momentos mágicos. Afincada hace tiempo en Madrid, echa de menos Donostia, pero alivia la añoranza subiendo a su tierra cada poco tiempo. Disfruta cocinando, es viajera de última hora y su tiempo libre lo reparte entre la familia y los amigos. Entre manos tiene ahora mismo varios proyectos, pero como tantas veces sucede, asegura que no puede contar nada de ellos.

PERSONAL

Edad: 34 años (14 de agosto de 1988).

Lugar de nacimiento: Burgos, pero sus padres son de Donostia y ha vivido ahí desde que era pequeña.

Formación: Estudió Ingeniería Civil en la UPV, aunque nunca ha ejercido la carrera.

Trayectoria: Comenzó como actriz con la película La máquina de pintar nubes. También pasó por la serie Goenkale dando vida al personaje de Joana. Dos hermanos, historia basada en una novela de Bernardo Atxaga, forma parte de sus incursiones cinematográficas, al igual que las dos películas que ha presentado en la última edición de Zinemaldia: La quietud de la tormenta y Los reglones torcidos de Dios. Acaba de rodar la segunda temporada de Express y tiene pendiente el estreno de la serie de Netflix La chica de la nieve, adaptación del libro de Javier Castillo. Su participación en Patria le ha dado una mayor visibilidad y nuevas oportunidades. Anteriormente había estado en producciones televisivas como El secreto de Puente Viejo, Aiteren etxea, Lo que escondían sus ojos, Los nuestros o Beso al aire, entre otras.

Trabaja sin parar. Igual no le iría mejor la vida ejerciendo la carrera de Ingeniería Civil.

Ja, ja, ja… La verdad, no me puedo quejar. Estoy en un momento muy interesante, y si miro hacia atrás solo puedo decir que ha sido un buen viaje. ¿Ingeniería? No sé cómo me hubiera ido porque no he ejercido como tal. Estoy muy bien así.

La quietud en la tormenta es la primera película de Alberto Gastesi y usted es una actriz experimentada, ¿no le da miedo participar en una ópera prima?

Para nada. Podría decir que una ópera prima es el inicio de la carrera de alguien, pero no es este el caso, Alberto lleva trabajando muchísimos años. Le conozco desde hace quince. Es su ópera prima en el cine, pero ha hecho muchísimos cortos, mucha publicidad, y una ópera prima para mí contiene muchas emociones. Hay algo nuevo en un primer proyecto, algo que huele y sabe diferente. En La quietud en la tormenta hay algo muy especial.

¿Cómo es Lara, su personaje en la película de Gastesi?

Es una chica del Goierri que estudia en Donostia y a la que vamos a ir viendo a lo largo del tiempo. Ella da el paso de ir a la ciudad a estudiar, está en Musikene, y luego también se marchará fuera. Tiene sus historias familiares, pero la suya es una vida como la de cualquier chica de su edad.

¿Y tiene algo de usted?

Claro, hay partes de ella que son mías. Yo soy de Donostia, estudié allí, pero me fui a Madrid. Siento lo mismo que ella cuando voy a casa, al lugar donde he crecido. Es evidente que no somos la misma persona, pero tenemos puntos en común, supongo que como los tengo con muchas mujeres de mi edad. Creo que siento a Lara bastante cercana en algunas cosas.

Ha pasado por el festival donostiarra con dos películas.

Sí, además de La quietud en la tormenta también he estado con Los renglones torcidos de Dios. Para mí el estar en Donostia es ya como estar en el paraíso, y si encima el escenario es Zinemaldia, ni te cuento. Los renglones torcidos de Dios es una película grande que ha sido muy esperada por la gente que ha leído la novela. Y también es muy importante haber estado con otra más pequeña, La quietud en la tormenta, pero no por ello menos importante. La hemos hecho entre personas que ya nos conocíamos, entre amigos.

No es la primera vez que ha pisado la alfombra roja de Zinemaldia...

He tenido la suerte de haber estado varias veces con películas, y una vez estuve presentando la inauguración del Festival, un momento muy especial, sobre todo siendo donostiarra. Ojalá podamos seguir yendo muchos años.

Además de cine, también está en televisión con la serie Express.

A finales del año pasado estrenamos la primera temporada y ahora hemos grabado la segunda, que aún no tiene fecha de emisión. También tengo por estrenar La chica de nieve, una serie basada en el libro de Javier Castillo. ¿Sabes lo que más me gusta? La diversidad de trabajos, los personajes tan distintos que estoy haciendo. Todo ello me da unas sensaciones increíbles.

Siempre ha estado trabajando de una forma continua, pero en los dos últimos años se le acumulan los proyectos y los estrenos.

Bueno, hay que matizar. A veces da la sensación de que no paras, de que estás todo el rato trabajando, y lo que ocurre es que por distintos motivos se estrena todo de golpe y resulta que no has estado todo el rato trabajando. A pesar de todo, me siento muy afortunada. Es cierto que desde hace un par de años, desde que se estrenó Patria, parece que se han visibilizado más los proyectos en los que he estado. Podría decir que estoy teniendo más oportunidades.

La actriz ha estado en el último Zinemaldi con dos películas muy diferentes entre sí.

La actriz ha estado en el último Zinemaldi con dos películas muy diferentes entre sí. Sergio Lardiez

Es usted muy joven, pero si volvemos la vista a los inicios...

Llevo quince años trabajando. Uf, ¡cuánto tiempo! Aunque hay veces que me parece que fue ayer cuando empecé a trabajar como actriz. El tiempo pasa volando y a la vez te da la sensación de que has recorrido un largo camino, pero espero que aún me espere mucho más camino.

¿Afincada definitivamente en Madrid?

Definitivamente es mucho decir, nunca se sabe. Ahora mismo sí, y llevo unos cuantos años, pero nunca sabes qué va a pasar en el futuro. Siempre pienso en presente, estoy bien en Madrid y voy mucho a mi tierra.

¿De dónde le surge la afición, primero, después profesión, por la interpretación? Además, en la universidad escoge una carrera técnica.

En la ikastola hacía teatro, que era una asignatura. Tampoco lo veía como una profesión, sobre todo porque no tenía a nadie alrededor que se dedicara a esto. Se fue intensificando cuando empecé hacer doblaje y alguna prueba como actriz. Me salió trabajo en las dos cosas, una cosa llevó a la otra, y quince años después estamos tú y yo hablando de mi profesión.

Hablemos de Arantxa, su personaje en Patria. Sonó mucho más que otros que había realizado. ¿Fue difícil abordarlo?

Fue complicado, porque se mostraban muchas etapas de la vida del personaje. Yo quería hacer un personaje creíble y realista. Tuve que prepararlo mucho, sobre todo en la parte de la discapacidad. El proceso fue muy especial y lo compartí con actores y actrices a los que admiro un montón.

¿Sintió vértigo ante la expectación que se había creado en torno a la serie?

Fue increíble. Lo que ocurre es que cuando rodábamos no éramos conscientes de ello, y por lo tanto no había presión. Estábamos demasiado involucrados en hacer un proyecto bonito y que saliera del corazón. Cuando terminamos y estaba a punto de estrenarse nos dimos cuenta de las expectativas que había alrededor. La gente había leído el libro, que había sido un éxito editorial, y estaba expectante ante la serie. Por suerte, fuimos conscientes después. Trabajar con esa presión no hubiera sido bueno. La acogida fue muy buena, un regalo.

¿Una época que teníamos que darla por terminada?

Es cierto que ha pasado, pero tiene que darla por terminada cada uno. Es algo muy personal.

Una serie que le llevó a la primera nominación a un premio, el premio Feroz, que además ganó.

Eso fue bastante inesperado, nunca piensas que te va a pasar a ti. El premio era estar en la serie, pero que literalmente me dieran un premio como el Feroz por mi trabajo fue algo que superó todas las expectativas. Es vivir un momento único y creo que irrepetible. Fuimos allí todos muy contentos y salimos más contentos todavía. Lo único malo fue que estábamos en pandemia y cada uno se tuvo que marchar a casa a celebrarlo. No pudimos irnos todos juntos a bailar y a celebrarlo por todo lo alto, aunque vistas las circunstancias, tener que celebrarlo por separado fue un mal menor. 

Su primera película fue La máquina de pintar nubes.

Y fue algo increíble. Había trabajado muy poco y casi no sabía cómo hacer las cosas. Resultó mágico. Había hecho otras cosas, pero ese fue el proyecto en el que me di cuenta de que aquello me estaba gustando mucho. Recuerdo que rodando una escena dije: Esto que estoy sintiendo es muy especial. Esa película me descubrió un mundo diferente.

Quince años entre sus últimos trabajos y aquella historia que hizo en 2007. ¿Hay mucha diferencia entre la Loreto de entonces y la de ahora?

Creo que. Me han pasado cosas en estos quince años, como a todo el mundo, y he trabajado en distintos sitios, con lo cual espero haber aprendido un poco. Me queda un montón por aprender, pero en el fondo sigo siendo la misma, la esencia sigue ahí, es la misma, y espero que sea así siempre.

¿Qué es lo que hace cuando no está trabajando?

Intento disfrutar de la familia, de los amigos y las amigas. Cuando estás rodando andas todo el día metida en eso, y suelen ser sesiones largas. Llegas a casa y no haces nada más que estudiar y descansar. Cuando no ruedo suelo disfrutar de la gente a la que quiero. Me encanta salir a pasear con todo tiempo por delante y procuro estar tranquila. Mi vida fuera del trabajo suele ser muy normal. También me gusta cocinar, algo que me relaja un montón. Cuando tengo tiempo suelo preparar la comida para los amigos, pero aparte de eso no tengo grandes hobbies.

Suele decir de usted misma que es una comilona.

Ja, ja, ja… Y es verdad, me gusta casi todo. Que te guste la comida siendo donostiarra y vasca no tiene mérito. Allí nos gusta comer y hay muy buenos platos y buenos pinchos.

¿Es cocina vasca la que hace cuando se pone el delantal?

Me gusta cocinar de todo, investigar y hacer recetas nuevas. Ahora estoy intentando hacer recetas de quienes saben de qué va esto de la cocina: de la ama, de los amigos... Estoy recolectando recetas caseras y ricas, un recetario muy de toda la vida y que ahora se transmite menos.

¿Cuál es su plato favorito?

Muchos, no sabría cuál decir, pero creo que con una tortilla de patatas bien hecha soy feliz.

¿Vacaciones?

Acabé la película en junio y en julio rodé la segunda temporada de la serie. En agosto me pude coger un par de semanas para descansar y desconectar. Me han venido muy bien, porque siempre es de agradecer tener trabajo, pero es muy conveniente parar. En esta ocasión, he agradecido mucho el descanso porque ha sido un año muy intenso.

¿Es una mujer viajera?

Lo soy, y me gusta mucho, pero ocurre que con esta profesión no puedo planificar. Siempre te mantienes a la espera y los planes de rodaje cambian. Soy una viajera de última hora, y en cuanto veo que hay hueco me escapo. Me gustaría organizar un viaje de esos largos que hace la gente, irme un mes entero a no sé dónde, pero un tiempo largo, aunque por ahora lo veo complicado, así que de momento me conformo con ser viajera de última hora.

¿Echa de menos Donostia? Porque no admite comparación con Madrid...

Claro. Donostia es para mí un lugar especial. Madrid es una buena ciudad, sobre todo cuando tengo trabajo, pero me quito esa nostalgia subiendo mucho a mi ciudad. 

Su profesión es muy expuesta en cuanto a imagen. ¿Le interesa el mundo de la moda?

Bueno, me parece interesante, pero no sé mucho de moda. Sé con lo que me siento a gusto. Veo la moda como un arte, pero me interesa la que dura, la que no es pasajera. No me gusta eso de comprar por comprar, pero como en todo. Estamos en un mundo que va muy rápido. Algo se pone de moda, todo el mundo lo tiene, y luego te olvidas de ello en dos minutos. Esto no me gusta nada, yo apuesto por lo que dura.

¿Tiene algún proyecto del que pueda hablar?

Del que pueda hablar, no. He rodado una peli de la que más adelante podré contar algo y tengo un par de proyectos muy interesantes, pero tampoco puedo hablar de ellos. Tengo por estrenar varias cosas y todavía estoy con la obra de teatro que lanzamos el año pasado, Una historia de amor. La hemos llevado por distintos sitios y volveremos con la gira en octubre. Estoy a tope.

¿Se han cumplido muchos de los sueños que tenía cuando empezaba?

Muchos, y también he vivido sueños que nunca había tenido. Esto en el fondo es mejor, que lleguen cosas que nunca habías esperado. Son regalos inesperados que te llenan mucho. Tampoco me he planteado hasta dónde quiero llegar en esta profesión. Voy viendo lo que me va gustando y lo que no me gusta. Vivo el presente y disfruto sobre todo el día a día, porque esta es una profesión difícil para ponerte metas. Vivir en las expectativas no trae más que disgustos. Tener la oportunidad de ir a trabajar ya es en sí un sueño cumplido.

¿Se puede permitir el lujo de rechazar proyectos?

Esta pregunta es complicada. Lo de rechazar proyectos suena como feo. Hay momentos en los que tienes opciones y debes elegir entre una cosa u otra, pero rechazar es un término muy fuerte.

¿Por qué le suena feo?

Porque es tan difícil mantenerse en esta profesión que decir que rechazas algo no me gusta como concepto. Prefiero decir que elijo. Hay veces que me gustan todas las opciones, pero por tiempo tienes que elegir, aunque nunca lo hago porque rechace un proyecto concreto.