Hay que recordar que él mismo sufrió una agresión verbal durante un partido. La denuncia que interpuso se hizo viral, provocando un hecho sin precedentes: la primera sanción por homofobia en el ámbito del deporte en el Estado. Gutiérrez, doble graduado en Periodismo y Comunicación audiovisual, comenzó a jugar profesionalmente a waterpolo en el Real Canoe Natación Club de Madrid. En 2019 dejó este equipo para fichar por el Club Natació Terrassa. Ha sido el máximo goleador de la División de Honor española durante tres temporadas e internacional en numerosas ocasiones. Actualmente es el secretario de políticas LGTBI del PSOE. 

PERSONAL

Edad: 31 años.

Lugar de nacimiento: Madrid.

Estado civil: Soltero.

Formación: Es doble graduado en Periodismo y Comunicación audiovisual por la Universidad Rey Juan Carlos. 

Carrera profesional: Comenzó a jugar profesionalmente al waterpolo en el Real Canoe Natación Club de Madrid. En 2019, dejó este equipo para fichar por el Club Natació Terrassa. En su haber figuran los títulos de subcampeón de Europa sub-18 y subcampeón del mundo sub-20. Ha sido el máximo goleador de la División de Honor española durante tres temporadas e internacional en numerosas ocasiones con la selección de waterpolo de España. Desde 2021, es secretario de políticas LGTBI del PSOE. 

¿Tenía necesidad de escribir este libro?

Tenía la idea en la cabeza que en algún momento sería interesante contar mi historia y todas las dificultades a las que nos enfrentamos las personas LGTBI en el ámbito deportivo, pero no lo veía como algo a corto plazo. A raíz de una denuncia que interpuse por un insulto homófobo me contactaron tres editoriales y fue entonces cuando pensé que había llegado el momento de contar mi historia y hacer un dibujo de todo lo que tenía que cambiar en el deporte. 

Balón amarillo, bandera arcoíris podrá ayudar tanto a niños con una sexualidad diferente o con una identidad de género no correspondida con su cuerpo como a sus padres, ¿es así?

Es un libro que no solo puede ser útil para niños y niñas LGTBI, sino también para personas heterosexuales que tengan hijos LGTBI o incluso las que directamente no tengan que ver con el colectivo. A través de mi historia muchas personas LGTBI se sentirán identificadas, porque son historias compartidas. También, ya digo, puede ser útil para las personas que no tengan nada que ver con el colectivo, porque les hará reflexionar sobre cosas que las personas LGTBI vivimos y sobre qué responsabilidad tienen ellos en cambiar esas cosas. Al final, todos tenemos capacidad desde nuestro pequeño radio de acción para cambiar el mundo. 

Ya dice en su libro “que todos podemos ser un agente del cambio”, ¿a qué se refiere?

A que todos tenemos la capacidad de poder cambiar las cosas a nuestro alrededor. Y cambiando las cosas ya estamos haciendo que el mundo sea un poco mejor. Todos vivimos a diario situaciones de machismo, de racismo o de LGTIfobia, ya sea con un comentario o con una broma pesada. Nosotros tenemos la capacidad de decir: Esto aquí no toca. De esta manera, nos podemos convertir en referentes, porque no sabemos quién nos está escuchando o quién nos está viendo. No hace falta salir en los medios de comunicación para ser referente para alguien. Invito a todos a que asuman esa responsabilidad y a convertirse en agentes del cambio. A mí no me hace falta ser negro o una persona racializada para estar en contra del racismo, ni me hace falta ser mujer para ser feminista. Por lo tanto, no hace falta ser gay, lesbiana, trans o bisexual para estar a favor de la lucha de las personas LGTBI. 

Maricón, según usted, es una palabra que le ha marcado desde la primera vez que se la dijeron con 8 años, ¿la sigue escuchando?

La última vez que la escuché de manera directa fue compitiendo, aunque en redes sociales también la he leído varias veces. Es una palabra que ha marcado mi vida, sí. Cuando la escuché por vez primera a los 8 años comprendí que si quería sobrevivir no podía ser eso. A raíz de ese insulto dediqué toda mi infancia y adolescencia a tapar cualquier signo que me identificase como maricón. Eso me condicionó y me convirtió en una persona infeliz e insegura hasta los 18. Desde de entonces, cuando ya me acepté a mí mismo, la llevo con orgullo, aunque evidentemente cuando me la dicen de manera despectiva me sigue haciendo daño. 

¿En algún momento de su vida llegó a odiarse por su condición sexual?

Sí, desde que empecé a tener instinto sexual a los 12 o 13 años hasta bien pasados los 17. Me rechazaba a mí mismo por tener una inclinación diferente. Te conviertes en diana de insultos y de bromas pesadas. No quería ser ese tipo de persona. Llegué incluso a pensar que estaba enfermo, porque vi en la televisión a un mal llamado psicólogo diciendo que se podía curar. Siempre pensé que era una parte monstruosa de mí que se podía curar, que era algo pasajero. Durante muchos años no me viví con cariño. Fue a partir de los 17 años cuando empecé, más o menos, a normalizar quién era y a empezar a quererme un poquito.

En 2016 salió del armario públicamente a través de una reportaje que le realizaron en una revista dirigida al público LGTBI, ¿qué le impulsó a dar ese paso?

La responsabilidad, sobre todo porque llegué a la conclusión de que era una persona privilegiada. Llegó un momento en el que vi que mi vida estaba totalmente normalizada, pues mi familia lo sabía, mis amigos lo sabían y la gente más cercana dentro del equipo también lo sabía. Comprendí que llegar a este punto fue gracias a la lucha de otras personas antes que yo, gente que había logrado cambiar mentalidades. Tuve claro que tenía que continuar, que tenía que coger el testigo de esa lucha y aportar mi granito de arena para hacer el camino de otros un poquito más fácil. En el ámbito deportivo hay poca visibilidad y por eso decidí contar mi historia, que además era en clave positiva. Lo que quería era lanzar el mensaje de que se puede llegar a la elite del deporte siendo homosexual y que no merece la pena vivir con miedo encerrado en un armario.

EN CORTO

Una virtud: “La resiliencia”. 

Un defecto: “La impaciencia”.

Un vicio: “El waterpolo”.

Una afición: “Los videojuegos”.

Qué valora de la gente: “La lealtad”.

Un libro: “Patria digna, de Alan Barroso”.

Una película:Drive, de Nicolas Winding”.

Una comida: “La pasta”.

Una bebida: “El agua con gas”.

Un lugar para vivir: Madrid.

De los retos en materia LGTBI en el deporte, ¿cuál es el más apremiante? 

La aprobación de la ley LGTBItrans. Esto es algo que el colectivo lleva esperando mucho tiempo. Con ella se dotará de garantías de protección y seguridad a las personas LGTBI en materia de educación, en materia de sanidad o prohibiendo las terapias de conversión. También es una deuda que tenemos con el colectivo transexual, que es la sigla más vulnerable del colectivo. En España hay más de un 80% de desempleo entre las personas trans. Sin duda, la ley LGTBItrans es el reto más importante que tenemos por delante.

Víctor Gutiérrez.

Víctor Gutiérrez.

¿Llegará un día en el que algún deportista gay español, aparte de usted, salga del armario?

Desde que salí yo cada vez son más los deportistas que se visibilizan. Ahí están, por ejemplo, el nadador olímpico Carlos Peralta, el atleta olímpico Marc Tur o el judoka Marc Fortuny. Creo que cada vez son más los deportistas que sienten que pueden dar el paso y vivirlo con normalidad. Eso sí, se echa en falta que en grandes disciplinas como el fútbol o el baloncesto haya visibilidad de personas LGTBI, pero bueno, es complicado. 

¿Conoce a jugadores de fútbol gais que militen en equipos de Primera División? 

Durante estos años se me han acercado muchos deportistas, sobre todo a través de las redes sociales, para contarme sus historias, y les echas una mano, pero nunca un futbolista. Entiendo que tengan miedo a mandarme un mensaje por aquello de que se pueda filtrar. Es una lástima, porque estoy convencido de que tiene que haber futbolistas de primer nivel en el armario y es una pena que tengan que ser infelices. Es que no puedes vivir tu vida con normalidad y con naturalidad. Es una pena que en España, que es un país pionero, todavía estemos así en el mundo del fútbol.

¿Ayuda el que algunos equipos de fútbol, sobre todo de Primera División, pongan la bandera gay en sus redes sociales el Día del Orgullo?

Ayuda porque eso aporta visibilidad, pero la comunidad LGTBI y la sociedad española están en un punto en el que exigimos más. De nada sirve que pongas una banderita si eso no lo acompañas con políticas y acciones que verdaderamente vayan en pro de cumplir eso que estás diciendo, si no es un pinkwashing de manual. Me parece bien que cada vez que llega el Orgullo los clubes pongan la bandera, pero lo que pedimos es que trabajen para que eso se haga realidad, es decir, que hagan formaciones en los equipos sobre biodiversidad afectivo-sexual en el deporte base para los chicos y chicas jóvenes, o que se nieguen a competir en países donde no se respetan los derechos humanos. Hay mil cosas que se pueden hacer. 

El año pasado, durante un partido entre su equipo, el CN Terrassa, y el CN Sabadell, recibió insultos homófobos por parte del jugador Nemanja Ubovic. En un primer momento no dijo el nombre de la persona que le insultó, pero cambió de opinión, ¿por qué motivo?

Tenía dos opciones, o bien seguir siendo parte del problema callándome, que ya lo había hecho otras veces, o bien tratar de convertirme en parte de la solución. Si me afecta a mí, que estoy en la élite del deporte, cómo no le va afectar esto a chicos y chicas que todavía no tienen las herramientas para aceptarse y quererse. Así que decidí compartirlo en redes sociales. En un primer momento hice la denuncia y compartí el vídeo, pero no quise decir el nombre para guardar un pequeño espacio de privacidad de la persona. No sé muy bien por qué lo hice, quizá intentando de manera inconsciente protegerle o quizá esperando una disculpa. La cosa es que pasó todo el día y no recibí ninguna llamada ni ningún mensaje. Reflexioné y al día siguiente decidí decir el nombre, porque a la homofobia no se la oculta ni se la esconde, al contrario, se la señala con el dedo. Creí que era importante que se conociera quién había sido la persona que me había insultado.

¿Es importante la visibilidad de referentes LGTBI en todos los ámbitos?

Lo que no se ve es como si no existiera, por tanto es muy importante que haya referentes. En mi caso, mis primeros referentes fueron dos presentadores de televisión, Víctor Sandoval y Boris Izaguirre. Son los que me hicieron ver que no estaba solo en el mundo, que había más gente como yo. El problema era que estas dos personas estaban muy caricaturizadas. Era el peaje que había que pagar por aparecer en televisión. Yo los veía como algo negativo. Por eso, pensé durante muchos años que nunca iba a poder llegar a la élite del deporte, porque no había nadie como yo. Es importante que nos visualicemos, para que otros entiendan que se puede llegar a donde estamos sin ningún tipo de problema.

¿Los medios de comunicación divulgan correctamente la diversidad?

La experiencia que he tenido a nivel personal cuando algún deportista ha salido del armario es que se trata con mucho respeto y sensibilidad, sin irse al amarillismo. Hemos llegado a un punto en el que estamos sensibilizados con este tema y sabemos que hay que tratarlo con respeto.

Desde el año pasado es secretario de políticas LGTBI del PSOE, ¿cómo llegó a este puesto?

Desde la entrada de Vox en el panorama político decidí que tenía que dar un paso más. Ciertos mensajes que parecían que en España ya estaban marginados empezaron a cobrar fuerza en el Parlamento, en los medios de comunicación y en las redes sociales. Entonces comprendí, yo que siempre he sido valiente, que tenía que dar un paso más y empecé a militar en el PSOE. El año pasado, durante el 40 Congreso del partido, Pedro Sánchez me llamó para que formase parte de su ejecutiva haciéndome cargo de las políticas LGTBI a nivel nacional. Fue una propuesta a la que no podía decir que no. Y aquí estoy.

¿Qué espera de su paso por la política?

Ahora mismo, yo le soy útil a la política y no al revés. Estoy en un momento en el que tengo ideas que pueden ayudar al partido. Espero poner mi granito de arena para hacer que la vida de las personas LGTBI sea más fácil en cualquier ámbito. Tengo las ganas y estoy en el lugar perfecto para cambiar las cosas.

¿Le afectan las críticas en redes?

Afortunadamente tengo la piel muy dura, porque cuando salí del armario me puse como en el disparadero. Exponerte en las redes te trae cosas muy buenas, que han sido la gran mayoría, pero también trae a gente que te puede decir cualquier cosa. Las redes fueron la primera prueba de fuego y la superé con éxito. La siguiente prueba fue la denuncia del insulto homófobo, que también se volvió viral. Mucha gente se acercó a mí en aquel momento y la inmensa mayoría en plan positivo, aunque también los hubo que lo utilizaron para atacarme. Entre las herramientas que me ha dado el deporte para gestionar la presión y las críticas y lo que te acabo de decir pienso que estoy preparado para estar donde estoy. Por cierto, donde más críticas recibo es en la política, pero me las tomo con deportividad. Lo entiendo como la letra pequeña de estar donde estoy y de trabajar por lo que estoy trabajando.