Durante unos meses más seguirá con la promoción de su novela Historias de mujeres casadas. A pesar del esfuerzo que supone estar sometida a un ritmo intenso de entrevistas, Cristina Campos no borra la sonrisa ni un solo momento y disfruta de cada encuentro. Su libro divierte y hace reflexionar sobre cuestiones muy intimistas. ¿Qué ocurre si el deseo te lleva a los brazos de un amante, te enamoras de él, pero sigues queriendo a ese tipo estupendo que es tu marido y sientes adoración por tu hijo? Amor, pasión y deseo. Tres ingredientes que pueden dar placer, pero también crear muchas complicaciones. Eso le ocurre a Gabriela, la protagonista de este libro que complica su vida al enamorarse de su amante y se da cuenta de no hay solo deseo en esa relación.

PERSONAL

Edad: 47 años.

Lugar de nacimiento: Barcelona.

Familia: Está casada con el director de cine de terror Jaume Balagueró.

Formación: Es licenciada de Humanidades por la Universidad Autónoma de Barcelona.

Trayectoria: Fue coordinadora del Festival Internacional de Cine de Heidelberg (Alemania). Tras regresar a su país natal empieza su carrera laboral en el sector cinematográfico. Desde hace diez años, se dedica a la dirección de casting de largometrajes y series de televisión. Actualmente compagina su trabajo en el sector audiovisual con su pasión por la escritura. Pan de limón con semillas de amapola fue su primera novela y este año se ha estrenado una versión en cine. Es la última finalista al premio Planeta con Historias de mujeres casadas.

¿Es dura una promoción como la de los premios Planeta?

Es una locura maravillosa. Hay días que hacemos 35 medios de comunicación. Lo estoy disfrutando, pero es lo que te digo, una locura.

Historias de mujeres casadas habla de maridos, amantes, amigas, amor, sexo… ¡Vaya coctel!

Siempre digo que soy una mezcla entre Woody Allen y Bergman. A mí me gusta que los lectores se lo pasen bien. También me gusta leer novelas en las que te ríes, pero que también te conmueven.

En su historia se antepone el deseo que sienten las mujeres frente al que puedan sentir los hombres. ¿Es diferente el deseo según el género?

Bueno. Te tendría que decir que yo conozco el deseo desde el punto de vista femenino. En esta novela se habla de cómo el deseo sexual de las mujeres hacia nuestros maridos se va desvaneciendo.

¿Entonces?

Ese desvanecimiento no quita que tengas una relación sexual preciosa con tu marido.

Pero exenta de pasión, ¿no? ¿No queda un poco descafeinada una relación sexual sin deseo o pasión?

No es la misma relación del inicio. Lo que pienso, y de eso va también esta novela, es que sería bueno que las mujeres tendríamos la capacidad de separar el sexo de los sentimientos. Lo que le pasa a mi protagonista es que está felizmente casada, tiene un hijo y se enamora de otro hombre.

Algo que parece muy mal visto.

¿Tú crees? Pienso que ya no. El dilema de esta novela es que ella tiene un amante al que ama profundamente. Se siente culpable de romper esa familia que ha funcionado durante tanto tiempo. La historia empieza como un juego sexual con él, es sexo, se lo pasa bien, es interesante… Pero se enamora.

La autora se dio a conocer con ‘Pan de limón con semillas de amapola’. Arduino Vannucchi

¿Se sienten más culpables con la infidelidad las mujeres que los hombres?

No lo sé. Esta novela no tendría ningún sentido sin hijos. Hablo de un tipo de mujer. Una mujer que lleva quince años casada con un tipo estupendo. Seguro que si se cruza otro y no tiene hijos, se va. Te sientes culpable por romper esa familia tan bonita. Estoy convencida de que los hombres también se sienten culpables ante una situación así. Mi protagonista tiene el sentimiento de culpa no por su marido, por muy estupendo que sea, es por su hijo.

El amante de Gabriela, su protagonista, también está casado y tiene hijos. No va a renunciar a su mujer y tampoco a su amante. 

Es que hay diferencias entre hombres y mujeres, aunque hay hombres que sí que se sienten culpables en una situación similar. Somos distintos en todo. Un hombre que lleva casado quince años se levanta de la cama y siente ganas de hacer el amor con su mujer, siente deseo por ella. Sin embargo el deseo en la mujer es diferente, es una pulsión distinta.

Hasta que se encuentra con un desconocido por la calle y este la mira.

Exacto. Pero ella sí tiene sentimiento de culpabilidad, no ve tan claro lo de llevar una doble vida. Su amante sí. 

¿Renuncia frente a egoísmo?

Ni una cosa ni otra.

Amor, deseo, pasión… ¿Sinónimos?

Es muy compleja esta pregunta. Es tan sutil en cuestión de términos. El amar o el querer; el estar enamorado, el sentir deseo, la pasión. La verdad, es que no lo sé. Tú puedes querer mucho a una persona y no desearla.

¿Es peligroso el deseo?

El deseo es jugar con fuego pero te puedes quemar. Es lo que le pasa a Gabriela. Se acuesta con ese hombre y se acaba enamorando de él.

Se habla mucho de poliamor.

No sé qué decir ante el poliamor. Soy una mujer de 47 años y creo que no estamos preparadas para esta relación. Quizá generaciones más jóvenes que hablan de relaciones abiertas sí que lo estén.

¿Por qué no estamos preparadas cuando a veces nos encontramos atrapadas en una relación convencional?

Mi protagonista es independiente de su marido y puede tomar la decisión de abandonarle. Pero le duele mucho. Siempre digo que el matrimonio de estas mujeres europeas, blancas, privilegiadas e independientes económicamente es sinónimo de libertad. Lo que coarta la libertad son los hijos.

¿Los hijos son las cadenas para algunas mujeres?

Claro. Hablo de mi novela. A la mujer que yo retrato le es muy duro separarse de los hijos. Todo lo que cuento está basado en relaciones que yo conozco y que en el libro las he llevado a las últimas consecuencias. A mis amigas que han sido infieles y se han enamorado de sus amantes, les cuesta muchísimo, les duele en el alma romper. A veces el deseo es tan bestia, que no pueden llevar esas dos vidas a la vez. Pero quizá haya mujeres que sí que lo puedan hacer, yo retrato lo que he conocido entre amigas mías.

"Creo que he ganado este premio, el ser finalista del Planeta, porque he sido valiente y no por cómo escribo"

Su libro tiene cierta esencia de uno de los libros de la premio Nobel de este año, Annie Ernaux, Passion simple, Pura pasión en castellano.

Mira, creo que he ganado este premio, el ser finalista del Planeta, porque he sido valiente y no por cómo escribo. Las escritoras francesas como Annie Ernaux y otras se desnudan psíquicamente para el lector. Me he apoyado mucho en ellas.

Sin embargo somos muy pudorosas y pudorosos a la hora de hablar con naturalidad de sexo.

Sí. Incluso te puedo decir que yo borro cosas cuando escribo y pienso: Pero ¿qué es esto? No vayas tan dentro de ti misma. Cuesta mucho desnudarse psíquicamente. Piensas en lo que pensarán los demás. Y es ficción de lo que estamos hablando. Para mí escribir es contar la verdad.

¿Aunque sea ficción?

Es más fácil hacer una novela fría en la que te alejes del lector. Esta no es una novela erótica. Es una novela que habla de intimidad y al final tienes que hablar de tu propia intimidad.

¿Tiene que ver con usted?

De mí tiene todo y nada.

No me está contestando.

Ja, ja, ja… Es verdad. A veces buscamos ángulos de escape. La protagonista siente como yo siento. Pero todo es ficción. Llevo dieciséis años de fidelidad…

Tampoco me iba a decir que es infiel, supongo.

No, no te lo diría. Pero lo cierto es que no soy infiel. Posiblemente porque tengo miedo de que me pase lo que a la protagonista. Ojo al titular que me pones, que tengo un marido, pobrecito mío.

¿Que tiene la mosca detrás de la oreja?

Ja, ja, ja… No. Para nada. Es un hombre inteligentísimo. Él es director de cine de terror (Jaume Balagueró). Descuartiza a mujeres en sus películas.

Pues vaya, usted convierte a las mujeres en infieles y él las descuartiza.

Nos reímos mucho con los titulares que salen en las entrevistas. Los dos entendemos muy bien el mundo de la ficción y de las historias que se crean. Yo borro mucho porque no me atrevo. Por eso me voy a las escritoras francesas, ellas sí que se atreven y lo hacen fantásticamente. Pura pasión es un libro brutal.

Supongo que estos momentos le están sabiendo a gloria.

No sabes bien. Es un reconocimiento precioso a mi corta trayectoria. Tengo que decir que llevo escribiendo desde hace mucho, pero también es obligado decir que llevo veinte años de fracaso. Veinte años intentando escribir guiones que no salen. Ese fracaso tan largo, ese camino interminable lleva a este éxito inesperado.

"Mi padre también fue finalista hace cuarenta años de este premio"

¿Desde cuándo quería ser escritora?

De siempre, lo veía en casa. Mi padre también fue finalista hace cuarenta años de este premio. No primer finalista como yo. Era de esos ocho escritores que habían llegado casi hasta el final, pero que se quedaron ahí. La verdad es que lo que quería era ser guionista, no pensé que tenía talento para escribir una novela.

Bueno, no diga que dudaba de su talento, su primer libro Pan de limón con semillas de amapolas es de los que ha dejado muy buen sabor de boca y también lo ha hecho la película basada en este título.

Estoy muy feliz por la trayectoria que ha seguido este libro y el éxito que ha tenido la película. Estuvo muy bien en taquilla y se ha visto en muchos países.

¿Qué sumario de intenciones tiene a partir de ahora?

De momento, ninguno. Estoy disfrutando de esta entrevista como si fuera la última. No quiero pensar más allá. Por supuesto, me gustaría que Historias de mujeres casadas se convirtiera en película. Pero ¿quién se acuerda de quién fue el finalista el año pasado? Quizá tú sí. Pero no la mayoría de la gente. Esto es tan efímero que es mejor no pensar en el futuro y pensar en el presente.

En el mercado editorial vemos mucha novela negra y mucha novela histórica, usted se va por la calle del medio.

Hay un hueco para la novela intimista. Es una novela hiperrealista. Me gusta contar la realidad, es lo que no se aleja de mi vida, de mi existencia. Pero yo no soy esa protagonista que vive momentos de éxtasis y también de incertidumbres, de pensar en su familia.

¿Qué hace cuando no escribe?

Soy directora de casting. Mi vida está ligada al cine. Es el trabajo contrario. El trabajo de casting es estar rodeada continuamente de actores, de gente, se trabaja con equipos gigantescos. Escribir es la soledad absoluta. El último casting que he hecho es de Herederos de la Tierra, de Falcones. Está ahora en Netflix.

Tiene que ser complejo hacer un casting.

En la novela juego con la psicología de los personajes. En el casting mi trabajo es escuchar muy bien al director y entender lo que quiere. Es tener un poco de psicología.

¿Cómo se sintió cuando vio en el cine Pan de limón con semillas de amapola?

Muy orgullosa, muy feliz. Fue un sueño hecho realidad.

¿No sintió que el cine se había comido parte del libro?

Es una película preciosa, pero no es mi novela. Es una versión. Sí es verdad que se respetan los personajes. Es más ingenua de lo que yo hubiera deseado. Pero es un buen trabajo.

¿Hizo usted el casting?

No, no quise hacerlo yo. No hubiera sido objetiva. Estoy encantada con el casting que se hizo. Los personajes de mi libro están magníficamente representados por el elenco de actores.

Una de las lecturas que más ha marcado su vida como lectora y escritora es El amante de Marguerite Duras.

Con esa obra descubrí la literatura. Es increíble lo que te puede hacer sentir una obra de 150 páginas. Me enamoré de esa historia.