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Carta a ti

Me dirijo a ti personalmente, a ese ser íntimo que habita en su jardín secreto, a esa frágil burbuja que pastorea pensamientos, miedos y temores, utopías como primeros besos, amuletos con molinos de viento, reflejos y aire, prisma redondo que descompone la luz en arco iris desde su interior.

No estás sola, porque tu fragilidad está hecha de luz, de reflejo y aire, como la mía. Somos dos en uno, infinito en uno. Pero tal vez necesitas que te lo diga. Cuando salgas de tu jardín secreto y el vivir te golpee para reventarte y convertirte en aire con la muerte, no temas, al final, todos somos copos de la misma nube. Un copo solo no existe, no es nada. Algunos tienen la suerte de posarse para desvanecer en un rostro hermoso. Otros en una brizna que sirve de soporte a una libélula o en un capullo reventón de camelia o en el estiércol. No importa. Nunca está solo para derretirse. Que lo sepas. Siempre estaré allí.

En euskera se expresa muy bien. Tú y los dos: zuk eta biok. No tú y yo, sino tú y los dos como algo indivisible.

Quería decirte ahora que comienza el nuevo año. Que lo sepas. Zuk eta biok? Díselo a quien quieres.