La ocupación creció en Navarra de abril a junio en 6.700 personas respecto al primer trimestre, alcanzando un total histórico de 318.100 trabajadores. Pese al dinamismo del empleo, el paro crece en 2.000 personas, llegando hasta los 27.200 desempleados. Se trata del segundo trimestre consecutivo con aumento del desempleo, aunque el alza es la menor desde 2017. En clave interanual, el paro sube en 2.100 personas (+8,4 %) y el empleo en 4.300 (+1,4 %). Dicho de otro modo, el crecimiento del mercado laboral se acompaña de una mayor incorporación a la búsqueda de empleo, lo que tensiona la tasa de paro.
Además, abunda la precariedad y el desempleo femenino se dispara un 18,2 %, lo que exige políticas específicas: formación, conciliación, impulso al empleo fijo femenino. En la foto de los últimos tres meses, Navarra es la segunda comunidad con menor desempleo por detrás de la CAV. Crece en empleo, pero el incremento de activos ralentiza la reducción del paro, una señal de que más personas encuentran oportunidades o se animan a buscar.
El empuje en el sector servicios, principal generador de empleo, refuerza la estacionalidad en primavera-verano. Pero esa misma estacionalidad incrementa la rotación laboral y la incidencia de contratos temporales. Así las cosas, el ciclo laboral se muestra frágil: un pequeño tirón en la actividad basta para revertir la senda de descenso del paro. Los datos macroeconómicos muestran crecimiento, pero la realidad laboral es dual. Hay que afrontar esa dualidad: dinamismo en contratación pero debilidad en calidad, igualdad y estabilidad.
El reto es doble: reconvertir empleo temporal en indefinido y lanzar políticas activas que integren colectivos vulnerables. La brecha de género y la elevación del paro juvenil demandan respuestas urgentes desde la formación y la fiscalidad de apoyo. El entorno macro sigue ofreciendo oportunidades: consumo interno robusto, aumento del turismo, actividad constructora… Pero estas oportunidades no deben perderse en la fuerza centrifuga del mercado flexible y precario. El segundo trimestre de 2025 deja lecciones: Navarra crece, pero no se desactiva lo estructural. En definitiva: el buen dato de ocupación debe servir de base para abordar la fragilidad laboral que aún persiste.