Soy de la opinión de que, hoy por hoy, más que lo que lees eres lo que compras. Y si ayer te compraste un besugo o un gorrín, lo siento. En esta sociedad de consumo el mercado es el rey. Más: el mercado es dios, y al dios mercado no le importa una millonésima de punto del Ibex 35 lo que votas. Ha instaurado y perfeccionado -o degenerado, según se mire- hasta el extremo esta democracia bipartidista en la que sólo se puede elegir entre la marca reaccionaria original y la marca blanca socialdemócrata, entre Guatepeor y Guatemala. Y eso si hablamos del mundo desarrollado -enriquecido- en general, porque si lo hacemos de esta nuestra Comunidad Foral de identidad propia y diferenciada en particular, la cosa es todavía peor -o mejor, según para quién-: aquí hace tiempo que la marca reaccionaria original compró la marca blanca socialdemócrata, con lo cual siempre gobierna el cacique de Guatepeor. Así las cosas, lo que realmente le importa al dios mercado es lo que compras, lo que consumes. Tu compra, tu consumo, es parte del mercado. Tu compra, tu consumo, es parte del dios mercado, por lo que puede cambiar el mundo. Leo en este periódico que según la Federación de Comercio de España (que agrupa al pequeño y mediano comercio), durante 2009 cerraron 40.000 tiendas y despidieron a 90.000 trabajadores, y que Navarra sufrió uno de los descensos más acusados. Leo la noticia y se me caen los huevos al suelo. No me refiero a la media docena que compré ayer -en una gran superficie, por supuesto- sino a los dos que me vienen acompañando desde que llegué a este mundo. Evidentemente, la debacle tiene mucho que ver con la crisis, pero también con nuestros hábitos de consumo. Tiene mucho que ver con comprar albornoces en Zara Home en vez de en Ciga -que cierra-, abrigos en la Morea en vez de en Sagardia -tambien cierra- o hacer la compra semanal en el Hiper en vez de diaria en Casa Casla -cerró hace algún tiempo-. Así cambiamos el mundo, nuestro mundo: desaparece el tejido comercial que da vida a nuestra ciudad. Sobreviven las grandes superficies. Más coche, menos trato, más pobreza. Quienes antes eran pequeños comerciantes, ahora son cajeras, o cajeros. Eres lo que compras. Por lo demás, muy bien.
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