Más triste que un periquito de Pajarería Navarra
LA muerte de don Goyo me ha dejado más blando que una docena de coronillas de Casa Torrano, más flojo que un pelotón de Alonso, más triste que un periquito de Pajarería Navarra. Si hoy me dedico a la radio es porque de crío escuchaba Micrófono Infantil de Radio Requeté de Navarra. Y de chaval, Inmersión en la Alcantarilla, de otro difunto encantador, Marco Antonio Sanz de Acedo, Eskroto, en Eguzki Irratia. Y después, Jack el Despertador, de Radio 3. Y Goma Espuma. Y qué más da. La cosa es que don Goyo ha muerto. Alguien ha escrito que se ha muerto la voz de Pamplona. Las frases póstumas suelen exagerar las virtudes del finado, sin embargo creo que ésta se ajusta razonablemente a la realidad. En sentido figurado, don Goyo fue la voz de esta contradictoria ciudad de provincias durante décadas, engolada pero espontánea, ingenua pero socarrona. En sentido literal, don Goyo hizo que se escuchara la voz de la ciudadanía pamplonesa en las postrimerías de la dictadura franquista, abriendo los teléfonos a la audiencia en el mítico programa Iruñerias. Yo era un crío, pero todavía recuerdo aquellas llamadas atolondradas, misceláneas del tipo "Vendo Ford Fiesta en buen estado, compro máquina de coser Singer y me solidarizo con los mineros en huelga de Potasas". Llamadas de solidaridad con trabajadores en huelga. Qué lejano suena. Entonces, los mineros de Potasas -o los currelas de Laminaciones de Lesaka, o los de Authi, o los de Villanueva- hacían huelga en defensa de sus puestos de trabajo, y la gente reaccionaba: había manifestaciones, encierros, incluso huelgas generales multitudinarias. Ahora, los currelas de Dynamobel amenazados por un ERE hacen huelga y se encierran en San Lorenzo, y la gente también reacciona con concentraciones multitudinarias... en La Morea. El Gobierno foral ha firmado el enésimo ERE, el de Dynamobel, y aquí no pasa nada. Estamos tontos. Tontos del culo. Don Goyo ha muerto y ya no hay programas como Iruñerias. Si los hubiera, la audiencia llamaría para vender Audis y comprar Play Station 3, pero no creo que abundasen las muestras de solidaridad. A lo sumo, algún oyente parafrasearía compungido a Bertolt Brecht: "Primero vinieron a buscar a los de Koxka, y yo no hice nada porque no era de Koxka. Luego vinieron a buscar a los de Gamesa, y yo no hice nada porque no era de Gamesa. Más tarde vinieron a buscar a los de Dynamobel, y yo no hice nada porque no era de Dynamobel. Al final vinieron a por los de mi empresa, pero entonces ya era demasiado tarde para intentar hacer nada".