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Alineación vs. alienación

HACE 75 años, en 1936, y 7 años después de la Gran depresión económica de Estados Unidos, Charles Chaplin estrenaba Tiempos modernos, crítica satírica y mordaz del sistema productivo norteamericano.

En dicha película había escenas en las que las máquinas impedían oír a las personas por el ensordecedor ruido que producían.

Esta película provocó unas encendidas críticas a la par que un acalorado debate sobre hacia dónde quería ir la sociedad americana de la época.

En 2011 hablamos de términos como alineación; viene a significar que todos los trabajadores de una empresa deben estar alineados con la política de la empresa, es decir, tienen que remar todos en una misma dirección, siendo una pieza de esa gran máquina . Ahí es donde tengo que añadir un factor muy importante para mí, y es el que las piezas de ese engranaje, como ya denunció el cómico Chaplin, son personas y como tales deben ser tratadas en las empresas.

El actual sistema productivo se encuentra viciado, y lo que consigue es que las personas deban alinearse con las empresas aunque las empresas no lo hagan con sus trabajadores. Surge el término alienación producida por la deshumanización de la empresa donde la actual rueda hedonista nos lleva a crecer año tras año para así satisfacer las dudosas exigencias del mercado. Este vaciado de la persona en pos del crecimiento industrial era lo que denunció Chaplin después de la gran crisis, y es lo que parece nos está levando este voraz e insaciable apetito consumista.

En la ecuación del éxito dentro de la empresa la variable persona ha sido siempre sustituida por la variable producción, tratando a los miembros del equipo como máquinas. Esas piezas tienen una esencia que no ha sido tenida en cuenta, ese aceite lubrica todas y cada una de las funciones de la empresa, es el alma del trabajador el que puede hacer no ya sumar, sino multiplicar el crecimiento de toda organización.

Escucho muchos términos que indican un acercamiento a la persona, pero me temo que es fruto de la otra gran crisis en la que estamos sumidos. ¿Volveremos a las andadas una vez acabe esta crisis? ¿O quizá nos inventaremos otro paradigma socioeconómico al que tendremos que responder positivamente como si fuera la lección que nos preguntaban en el colegio?

De nosotros depende aprender la lección que ya nos intentó dar Chaplin hace 75 años o, por el contrario, preferimos correr esta enloquecida y carente de sentido lucha por tener en lugar de ser.

Un abrazo múltiple.

Iosu Lázcoz Iso