El hayedo de Zilbeti
En Zilbeti hay un hayedo con árboles de cientos de años de edad. Pero no solo eso. Alrededor del hayedo se ha creado un bosque que cobija a cientos de especies de animales, con un manto de hojarasca que sirve de alimento a miles de hongos y sobre el cual crecen decenas de plantas que dan colorido a su silenciosa oscuridad. En Zilbeti hay un hayedo en el que se respira la humedad, en el que se oye el movimiento de las hojas movidas por el viento, en el que se oyen los pájaros defendiendo su trozo de árbol. En Zilbeti hay un hayedo en el que la materia ni se crea ni se destruye, solo se transforma; y crea un ciclo que ha permanecido estable durante miles de años. Un ciclo que nos ha permitido comer, beber, calentarnos y disfrutar de un bosque que nunca nos ha pedido nada a cambio. En Zilbeti hay un hayedo en el que te puedes esconder del ruido y del estrés de la ciudad, en el que cada vez que respiras sientes que se te limpian los pulmones. En Zilbeti hay un hayedo protegido por las leyes europeas, españolas y navarras. En Zilbeti no hay sólo árboles. En Zilbeti hay algo más que eso. En Zilbeti hay un hayedo que su única culpa es haber crecido sobre una roca que contiene magnesita. En Zilbeti hay un hayedo que van a destrozar para que una empresa no despida a unos trabajadores, que tienen todo el derecho del mundo a trabajar, pero que no tienen derecho a desgarrar miles de años de historia. En Zilbeti hay un hayedo que el Gobierno de Navarra delimitó para decir que era la primera Zona de Especial Conservación del Estado y que ahora se olvida de defenderlo. En Zilbeti dentro de poco ya no habrá hayedo.