Ramplona apesta
hace algún tiempo, un artista anónimo retrató certeramente esta ciudad nuestra con un solo y genial trazo de spray. Lo hizo añadiendo un rabico a la P inicial de su nombre en el cartel de la cuesta de Beloso, para rebautizarla como Ramplona. Alguien menos sutil -no recuerdo quién- empleó el lema Pamplona apesta en una campaña a favor de la ocupación o alguna vaina similar. Estoy de acuerdo con ambos: Ramplona apesta. Con el esfuerzo de muchos, con el compromiso de muchas, se han abierto algunas ventanas y unas cuantas puertas. Así la ciudad de vez en cuando se ventila. Y a ratos incluso te puede parecer que ya no apesta. Pero si respiras hondo, enseguida percibes de fondo ese tufillo a ciudad de provincias ramplona y carca. El 6 de abril se produjo un ataque homófobo en la Vuelta del Castillo. Agredieron a un par de chavales por besarse. Desde el movimiento en favor de los derechos del colectivo LGTB denuncian que esos ataques son más habituales de lo que puede parecer. Cuentan que en muchos casos las personas agredidas no denuncian porque su entorno no conoce su orientación sexual. Denuncian, además, que el de los ataques violentos no es el único problema: en los colegios, el acoso a quien no encaja en el patrón heterosexual es norma; y los esfuerzos por acabar con ese acoso, excepción. En la calle, sin llegar al ataque físico, la reprobación gestual e incluso el insulto son más que habituales. Huelga decir que los sectores más integristas de la religión católica están infiltrados en los principales centros de poder económicos, políticos, judiciales y periodísticos de Navarra en general y de Pamplona en particular. No es que estemos bajo una lluvia fina de valores carcas, es que estamos bajo un chaparrón de mierda retrógrada. Y eso cala. Y por eso Ramplona apesta. Habrá quien piense que me he pasado. Un amigo homosexual propone un experimento sociológico para quienes opinen así. Que se paseen por nuestra metrópoli foral cogidos de la mano de una persona de su mismo sexo. A ver cómo les miran, qué les dicen, cómo se sienten, qué huelen.