EL pasado 26 de agosto de 2013 se produjo una nueva muerte de un trabajador en las obras del Tren de Alta Velocidad, en concreto en el tramo de obras Bergara-Antzuola. Un obrero de 44 años llamado José María Castillo Alonso y que trabajaba para la subcontrata madrileña Cimentaciones Singulares perdió la vida atrapado por una máquina perforadora. Era la séptima muerte en obras del TAV en la CAV.
El TAV es sinónimo de explotación laboral. Es vergonzoso, ilegal e inhumano las durísimas condiciones laborales a las que son sometidas las personas que trabajan en este tipo de macro infraestructuras: jornadas interminables (más de 12 horas), ritmos elevados de trabajo, ausencia de planes de prevención y equipamientos de seguridad... Muchas veces los trabajadores son personas inmigrantes con convenios laborales propios de sus países de procedencia y que caen en el olvido de instituciones y Gobierno Vasco. Subrayamos que el TAV lo están vendiendo como una fuente de empleos y de riqueza, ocultando a la sociedad que las condiciones laborales en estas obras rayan la explotación laboral. En estos años, mientras asistimos impasibles al goteo de accidentes laborales en obras del TAV, los impulsores del proyecto se olvidan conscientemente de las vidas que esta obra se está llevando por delante puesto que al menos 7 trabajadores han muerto ya, amén de otros accidentes que no han sido hechos públicos o que no han merecido eco mediático.
El TAV no es sinónimo de creación de empleo ni de respuesta a la crisis. A día de hoy comprobamos cómo el Estado español es líder en kilómetros de alta velocidad en Europa y al mismo tiempo encabeza las cifras de paro y de peores perspectivas de recuperación económica y social. Por tanto el TAV más bien es sinónimo de crisis, déficit y explotación laboral.
El TAV es sinónimo de impunidad. Nadie asume responsabilidades en todo lo que rodea al TAV. El Gobierno Vasco y sus gestores son responsables directos de las muertes en accidente laboral ocurridas en obras del TAV, ya que ellos deben de ser los garantes de que en la obra pública que gestionan se cumplan los convenios laborales y las normativas en seguridad y salud laboral. Pero la impunidad alcanza otros aspectos relacionados con esta macro obra. Mientras implantan el TAV están cerrando líneas de tren convencional y estaciones comarcales, obligando a los viajeros a utilizar irremediablente los trenes de alta velocidad. En el plano judicial recordemos cómo recientemente el Tribunal Superior de Justicia de Madrid sentenció que las obras del TAV en Navarra carecen de cobertura legal por la caducidad de las declaraciones de impacto ambiental, o por ejemplo cómo el Tribunal Vasco de Cuentas Públicas detectó irregularidades en todos los contratos del TAV del 2011 realizados en 2011. Asimismo, el terrible accidente de Santiago puso de relieve las prisas, la chapuza y la improvisación con la que se realizaron las obras del tramo gallego. Para los impulsores del TAV los réditos electorales y los beneficios económicos bajo manga están por encima de la seguridad de los viajeros.
El TAV es sinónimo de huida hacia adelante. El Gobierno Vasco, al igual que el navarro, siguen apostando por el despilfarro en esta obra socialmente cuestionada e inútil, y que no hace sino engordar los bolsillos de las grandes constructoras, tal y como se ha demostrado públicamente con los llamados papeles de Bárcenas. Mientras en muchos tramos de obra del TAV del Estado el parón es más que evidente por las restricciones presupuestarias, en Navarra y en la CAV se están dilapidando cada año cientos de millones con la obra del TAV, trabajando a destajo día y noche para dar la sensación de que el TAV es un proyecto irreversible. Sin embargo, ahora que ha terminado el tiempo de la sobreabundancia, Francia, Adif y el Gobierno de Madrid no han tenido más remedio que adaptarse a la realidad de que el TAV es un despilfarro inasumible mientras una gran mayoría social sufre fuertes recortes en salud, educación y servicios sociales. Es pues paralizando las obras y con un severo replanteamiento del proyecto como el Gobierno Vasco, el navarro y el Ministerio de Fomento habrían de responder a las crecientes interrogantes (económicas, técnicas, financieras?) que afectan a dicho proyecto del TAV. Hagamos lo posible para reactivar la oposición popular a este proyecto, porque tenemos argumentos para parar un tren, digamos alto y claro ¡No al TAV!!
Mila Elorza Laspiur, Raúl Olóriz Espinal
Miembros de AHT Gelditu! Elkarlana