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Cambios en el paso de las palomas por Navarra

LA migración otoñal de las palomas torcaces por Navarra es un acontecimiento esperadísimo por los cazadores. De un tiempo a esta parte se viene comentando que los patrones de la pasa han cambiado y que las palomeras navarras cada vez capturan menos aves en sus puestos de tiro al vuelo. ¿Qué sabemos de estos cambios? Parte de la información hay que buscarla en los censos de las palomas migrantes que realizan año tras año los voluntarios de Organbidexka Col Libre, organización ornitológica francesa que contea el paso de torcaces, zuritas, grullas cormoranes grandes, cigüeñas y rapaces por los principales collados del Pirineo occidental.

Hasta hace unos años, de los observatorios estudiados, el ganador era Lindux, en Roncesvalles, seguido del puerto de Orgambidexka y el collado de Lizarrieta, donde están las redes de Etxalar. Por Lindux hubo temporadas de cruzar más de un millón de torcaces, del conjunto de unos tres millones que, procedentes del norte y centro de Europa, terminan su viaje en las dehesas de encinas y alcornoques del suroeste ibérico, entre Extremadura y Portugal. El paso se caracterizaba por durar casi mes y medio, entre primeros de octubre y la segunda semana de noviembre, y predominio de los bandos inferiores al centenar de ejemplares. A partir del año 2000 se ha ido produciendo un corrimiento de la migración hacia la costa cantábrica, en ruta más occidental, tanto con bochorno, el viento del sur que parecía que obligaba a las palomas a esquivar el sector más elevado, de unos 1.500 metros de altitud del sector entre el pico de Orhi, Irati y Lindux, como con vientos de cola, los de cierzo o nordeste que favorecen cruzar a mayor altura.

Una demostración palpable de este cambio es el censo de palomas en migración por Immarenborda, en Urrugne, pueblo francés cercano a Irun. El año pasado se contaron aquí 1.248.083 palomas en migración hacia España, y otras 206.368 en retromigración, volviendo hacia Francia tras haber cruzado la frontera. Estamos en cifras que demuestran que prácticamente la mitad de las torcaces deciden hoy viajar por la ruta costera, que les libera de recibir disparos. Esta adaptación a la supervivencia resulta lógica si consideramos que en un día de buena pasa, lugares como Etxalar, Valcarlos u Orgambidexka descargan del orden de 10.000 disparos matinales sobre los bandos que sobrevuelan los puestos, mientras que en la ruta costera pasan fuera de tiro.

Otro cambio en el patrón migratorio es que se ha acortado la duración de la pasa. Si antes las palomas cruzaban desde primeros de octubre hasta el 10 de noviembre, ahora la migración se concentra en 4 o 5 días, entre el 20 de octubre y el 10 de noviembre, momento en el que viajan más del 80% del efectivo migrador. También se percibe un aumento del tamaño de los bandos, un mayor gregarismo de las torcaces, que se apiñan en bandadas dominantes de entre 100 y 500 aves.

En definitiva, para decepción de los cazadores navarros de palomas, la paloma torcaz tiende cada vez más a pasar por la zona costera guipuzcoana, en detrimento de los puertos navarros situados más al este, ya que la especie se ha dado cuenta de que asume menos riesgos modificando su ruta migratoria. Es típico de las aves acoplar su vida a las condiciones adversas que incrementan su mortalidad, y la manera de reducir el impacto de la caza es migrando por comarcas menos peligrosas. Por tanto, la paloma torcaz continúa con buenísima trayectoria numérica, pero las palomeras navarras acusan ya un notabilísimo descenso en sus capturas. También hay que comentar que ha aumentado significativamente el núcleo de palomas torcaces nidificantes en España. Los resultados del programa Sacre (Seguimiento de aves comunes reproductoras), realizado todas las primaveras por la Sociedad Española de Ornitología, demuestran que entre 1998 y 2011 la paloma torcaz ha aumentado un 63,8% en el territorio español.

Que disfruten ustedes de la pasa y sepan que las listas palomas torcaces espabilan para no ser demasiado víctimas de las escopetas.

Pancho Purroy

Catedrático de Zoología de la Universidad de León