Doce menos veinte de la mañana y estamos circulando por la N-121 a la altura de Elbetea en dirección a Gorramendi. Corremos todo lo que podemos. Hoy es un día precioso en el valle, soleado, luminoso y tenemos la sensación de que muchos se han animado a pasear con su coche por aquí. Nos molestan.
Pitamos, aceleramos, frenamos, sacamos el brazo, gesticulamos y vociferamos para que nos dejen pasar, juramos en distintos idiomas y nos la jugamos en varias ocasiones. Hemos sido alertadas por SOS de que una persona ha sufrido un accidente de esos en los que más vale llegar en menos de 10 minutos porque sino.... malo. Tenemos prisa y la adrenalina nos hace valientes, así que corremos con nuestro coche gris por el Baztan. Da igual, conseguimos que algunos conductores se aparten, otros se ofenden y deciden frenar cuando les alcanzamos, otros hacen como que se apartan pero en último momento cambian de dirección. A lo lejos y por delante atisbamos a los forales, nos reconocen, se apartan y avanzamos. Guiadas por un paisano de la zona, Javier, entramos en la pista forestal, que tiene mucha piedrilla, y comento a la colega,"frena, frena un poco, porque a esta velocidad y con el barranco de la izquierda... igual ni llegamos". "Esperemos no encontrarnos con ningún coche de frente". Ha habido suerte, los caminantes y los ciclistas se han ido apartando. Finalmente, llegamos y con la premura de atender al accidentado aparcamos con urgencia y nos metemos en una hondonada. Oímos un crack en la delantera del coche.
Bajamos, hacemos nuestro trabajo y, 45 minutos más tarde, agotadas, inspeccionamos nuestro coche. Vamos a necesitar ayuda para sacarlo de aquí. Otra vez estamos de suerte, forales y bomberos amablemente van colocando troncos por debajo de la rueda delantera derecha y, con mucha destreza, sacan nuestro vehículo. ¡Bien!
Camino de vuelta al centro de salud, en silencio, pensativas. Toca reflexionar.
Más tarde hablamos, y hablamos mucho y hablamos de todo lo vivido y experimentado y nos preguntamos... "¿habríamos llegado antes si hubiéramos tenido un coche rotulado?","¿estaríamos más seguras con un coche identificable desde la distancia?", "¿qué avería tendrá nuestro coche? ¿quién la pagará?","¿compramos nosotras mismas un rótulo gigante e imantado para nuestro coche?, ¿será esto legal o nos multaran por ello?".
Esto no puede quedar así, tenemos que hacer algo.
Lo ponemos en común con otros colegas, discutimos, lluvia de ideas y, por fin, damos con la solución, el pañuelo blanco. Qué gran idea, es lenguaje universal, respetuoso con el medio ambiente y barato. Una nueva herramienta que meteremos en nuestras mochilas de urgencias y en el plan interno de mejora de este año.
A partir de ahora, "paisanos y excursionistas del Baztan, si ven un brazo con un pañuelo blanco al viento saliendo de un coche a toda velocidad, apártense porque ahí van las sanitarias a atender alguna emergencia de esas que mejor llegar en menos de diez minutos porque sino... malo".
Nos sentimos agradecidas con los bomberos y forales que atendieron con nosotras al accidentado y su familia y con Javier B., vecino del valle que nos alertó y guió hasta el lugar exacto del siniestro.
Lerro hauen bidez haraneko bizilagunak eskertu nahi ditugu beraien laguntza gabe larrialdia eman den lekua aurkitzea oso zaila izango litzatekelako.
Los autores son enfermera SUR Elizondo y médico SUR Elizondo, respectivamente