Síguenos en redes sociales:

Eskroto forever

En mayo del año que viene, el Eskroto cumpliría 50 tacos. Ya nos habría pillado. Marco Antonio Sáenz de Acedo nació en 1965 en Allo y Eskroto nació en 1985, cuando se convirtió en cantante de los Tijuana in Blue. Siempre le llamábamos con ese mote cuyo origen desconocíamos aunque, como dice mi amiga Belén, “seguro que el apodo algo tendría que ver con el cariño que le profesaba a esa parte de su anatomía”. Muchos conciertos y seis discos más tarde, en 1992 se bautizó como Gavilán, el charro de Kojón Prieto y los Huajolotes, pero le seguíamos llamando El Eskroto. Eskroto con cresta y con Katakrak. Eskroto en el Zuriza. Eskroto de desmadre. Eskroto en clase de euskera y de incógnito en el barnetegi de Lesaka. Eskroto de repartidor panadero con furgoneta. Eskroto de albañil. Eskroto de sobremesa larga en la cocina de nuestra casa repasando el mundo y la vida. Gavilán en México, Gavilán en el escenario, Gavilán soltero. Gavilán popular y rodeado por los fans -¡Eskroto, Eskroto!- Pero él, como le escribía un apasionado bloguero, “no era un chulito que está en un grupo de rock: él vivía lo que cantaba, cantaba lo que creía y creía lo que vivía “. En noviembre de 2003 se fue sin despedirse, después del último concierto de aquella gira Morro Tour con la que los Tijuana regresaron a los escenario. Antes de irse p’allá dejó dicho en El Tubo que no quería estar en el Panteón del Rock & Roll, sino a la derecha del gran Jorge Negrete. Estarán tan a gusto viendo cómo crece la escuela de su napar-mex, que igual no se han fijado aún que la UNESCO ha declarado a los mariachis patrimonio de la humanidad. Jalisco y Tierra Estella. Rancheras a la navarra. Gavilán Marco Antonio. Sus amigos le hacen un concierto-homenaje esta noche en las txoznas de fiestas de Antsoain. Marisco y champán. Eskroto forever.