Más allá del morbo
La resolución de la desaparición de Diana Quer y la detención de su presunto asesino confirman que se trató de un caso de agresión sexual contra una mujer que algunos medios tergiversaron frívolamente
La confirmación realizada ayer por los investigadores de que, según los análisis de ADN, el cuerpo sin vida hallado el pasado 31 de diciembre en un pozo de una nave industrial abandonada en el municipio coruñés de Rianxo es el de la joven Diana Quer, desaparecida en agosto de 2016, tras la confesión realizada por el sospechoso de su secuestro y asesinato, José Enrique Abuín Grey, detenido pocos días antes por un intento de agresión similar a otra mujer, pone fin, siquiera de manera momentánea -quedan aún flecos en las pesquisas, que, además, deberán ser valoradas y juzgadas por un tribunal- a un caso de violencia extrema contra una mujer que ha tenido un perjudicial exceso de atención mediática y demasiado morbo y del que deben extraerse algunas consecuencias. En primer lugar, es necesario reseñar que nos encontramos ante un caso palmario de agresión sexual con todos los componentes más extremos de violencia característicos de los ataques de este tipo contra la mujer por el hecho de serlo y representativos de la desigualdad más brutal. No hay que olvidar que en los primeros momentos, los rumores y las especulaciones mediáticas apuntaron de manera absolutamente repugnante e irresponsable a las presuntas actitudes de la propia víctima o de su entorno familiar y social. La propia Guardia Civil aseguró ayer que en este mediático caso ha habido “información poco acertada” o que “no se correspondía con la realidad”. Es obvio que así ha sido y que determinada prensa ha azuzado a la opinión pública explotando frívolamente el morbo en pro de la audiencia. También los investigadores deberían, por su parte, hacer autocrítica ya que la imprudente filtración de algunos datos descontextualizados y tratados sin el debido rigor, facilitados desde esas mismas instancias, ha contribuido a enmarañar el caso acrecentando lo más escabroso del mismo sin sentido alguno y con consecuencias contraproducentes. Pese al dolor por todo ello, hay que felicitarse por el hecho de que un delincuente sin escrúpulos, un presunto depredador de mujeres, ha quedado neutralizado. En este sentido, hay que subrayar el coraje de la mujer que fue atacada y cuya reacción defensiva, junto a la colaboración de unos jóvenes que la ayudaron, fue la clave para la detención del autor y su posterior confesión. Son lecciones todas ellas de las que extraer las consecuencias oportunas.