la Ley Foral de Residuos de Navarra y su fiscalidad ha sido aprobada por el Parlamento de Navarra y culmina así, de forma exitosa, un largo proceso que se inició con el Plan de Residuos 2017-2027, aprobado en diciembre de 2016. La nueva ley, cuyas prioridades introducidas por el cuatripartito, se basan en la preservación del medio ambiente y la salud humana, y que prima “la prevención, la reutilización y el reciclado sobre la incineración y la eliminación en vertedero”, cuenta con unas novedades importantes que suponen un auténtico cambio de rumbo en la gestión de residuos. Entre ellas, citaría el impuesto sobre la eliminación en vertedero y la incineración, que pretende fomentar la prevención, la reutilización y el reciclado, y cumplir las metas establecidas en la normativa europea, siguiendo la lógica del “quien contamina, paga”. Los ingresos de este impuesto pasarán a formar parte de un Fondo de Residuos que se destinará exclusivamente a fines previstos en la nueva ley: acciones de sensibilización y de investigación en prevención; mejora de los sistemas de recogida selectiva y transporte; recuperación de zonas degradadas y suelos contaminados; y acciones de preparación para la reutilización, entre otros.

Otra de las novedades recogidas en la nueva ley es el plan para indemnizar a los municipios que dispongan o vayan a contar con infraestructuras o instalaciones de gestión de residuos a modo de “compensación por la carga ambiental y social adicional” respecto a otras entidades locales.

En relación a las bolsas de plástico y, a imagen de países como Francia, se opta por una prohibición generalizada a partir del 1 de enero de 2020, dado que la inclusión de material reciclado en las bolsas “no evita el perjuicio ambiental y de gestión”, cosa que no sucede con otros productos resistentes biodegradables o compostables (bolsa de papel). La restricción alcanza también a la venta de productos envasados en monodosis o cápsulas de un solo uso, cuya venta, muy extendida, genera residuos que “actualmente no tienen tratamiento”. Y a los platos, vasos, tazas y bandejas alimentarias desechables de plástico, excepto aquellas de material biodegradable, conforme a la directiva europea. Al margen de ese período transitorio, se establece que, a partir de 1 de julio de 2018, quedará prohibida la entrega gratuita a los consumidores de bolsas de plástico, también en la modalidad de venta on line, a excepción de las catalogadas como muy ligeras (espesor inferior a 15 micras). Por otro lado, se proyecta que en los locales de hostelería y restauración “se ofrezca siempre a los clientes la posibilidad de tomar agua del grifo, de forma gratuita y complementaria a la oferta del propio establecimiento”. Así mismo, con el establecimiento del sistema de retorno de envases, se puede poner fin al abandono de latas y botellas e incrementar los porcentajes de reciclaje de las mismas.

Sin duda, nos encontramos con una ley que es pionera a nivel del conjunto del Estado español, y que sitúa a Navarra en una situación histórica de seguir avanzando en una gestión sostenible de los residuos. Aprobar una ley de este tipo que promueva la economía circular y desincentive la eliminación, supone extender el ciclo de vida de los productos mediante reparaciones, reutilización y rediseño de artículos. Pero, también, se fija un objetivo muy ambicioso, como es el reto de conseguir que la recogida selectiva alcance la recogida del 70% de los residuos domésticos en los próximos 10 años para su posterior reciclaje, considerando que la media europea está en el 45%.

De esta manera, es posible pasar de la actual economía lineal de “tomar, hacer, desechar”, reflejo de una época en que los recursos y la energía se creían ilimitados y eran fáciles de obtener y no había conciencia de las graves consecuencias medioambientales, a una Economía circular que pretende conseguir que los productos, componentes y recursos en general mantengan su utilidad y valor en todo momento, o lo que es lo mismo se cambie la mentalidad pensando en los residuos como recursos, aprovechándose una y otra vez en un proceso cíclico.

El autor es experto en temas ambientales y Premio Nacional de Medio Ambiente