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A la contra

Piscinas

eo con pena el goteo de ayuntamientos de casi todas las ubicaciones y tamaños que están anunciando que no van a abrir sus piscinas municipales, tanto por el esfuerzo técnico y de seguridad que supone como por el económico como por la, argumentan algunos, mejor protección de la población. No sé, pasar un verano sin piscina en zonas que cuenten con ríos es más llevable, pasar un verano sin piscina en zonas sin ríos no es el fin de los días, en situaciones como las que estamos y en las que vamos a estar de crisis invertir dinero en algo aparentemente superfluo puede ser una frivolidad, pero yo al menos creo que el Gobierno de Navarra debería darle una vuelta a esta situación y tratar de que aquellos lugares que no cuenten con piscinas públicas abiertas sean los menos posibles. Echarles una mano, vamos. Se va a invertir mucho dinero en ayudar a toda clase de sectores y personas y está muy bien, pero también se puede generar o mantener empleo ayudando a que permanezcan abiertas instalaciones públicas. Porque estamos en lo de siempre: quien tenga dinero y recursos -piscinas de clubes privados, piscinas comunitarias, piscinas individuales- supera mejor cualquier cosa y afrontar el verano con ciertos alicientes tras tanta restricción debería ser una realidad para todos, siempre que sea posible, claro, y la relación entre inversión y población beneficiada no sea absolutamente desproporcionada. Si no pueden ser todas las piscinas públicas, sí trabajar para que más o menos todas las poblaciones tengan relativamente cerca una piscina abierta, que no deja de ser un lugar de encuentro y juego sobre todo para la infancia y la juventud, pero también un descanso y lugar de disfrute para mucha gente que no va de vacaciones por mil motivos. Quizá este año sea también un buen año para repensar cara al futuro las millonadas que gastamos en fiestas patronales de días y días y días.