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Mesa de Redacción

Demasiado miedo

La crisis del coronavirus está destruyendo algo más que la salud y la economía. También nos está corroyendo por dentro. Si en la anterior crisis financiera de hace ya una decena de años los sentimientos a flor de piel de la gente eran la rabia y la indignación con los jerarcas políticos y financieros que nos habían llevado al borde del precipicio, ahora ha aflorado de manera desmesurada el miedo. El insistente discurso oficial intentando resaltar la seguridad a toda costa no acaba de calar entre la ciudadanía y el miedo se hace omnipresente. El miedo, que siempre tiende a ver la realidad peor de lo que es, domina muchas decisiones políticas como las de los dirigentes de países que ponen trabas -en realidad impiden- a los viajes de ocio o negocio a otro. O de comunidades que crean registros de viajeros de otras, que en la práctica casi los estigmatizan. O crean cartillas covid incriminatorias para identificar inmunes. El miedo está creando nuevas fronteras y también condicionando comportamientos cotidianos. Nuestros mayores, tras una vida de entrega y sacrificios, tienen miedo a otro confinamiento y a la segunda oleada otoñal del virus. Nuestros pequeños también están asustados tras la cuarentena y asisten extrañados a la nueva normalidad. Y nosotros no sabemos si irnos de vacaciones, si quedar con los amigos, si salir a tomar algo... Y por supuesto todos cada vez socializamos menos. Demasiado miedo.