ice el alcalde Maya que "parece que hay gente que está deseando que se suspendan" los Sanfermines de este 2021. Penoso. Como argumento para tratar de eludir su responsabilidad en el bucle político en el que se ha metido el solo y su afán de protagonismo a costa de las fiestas de Iruña es muy pobre. Creo que la inmensa mayoría de los pamploneses y pamplonesas y de los navarros y navarras y de todos quienes vienen a Pamplona cada año para disfrutar y vivir los Sanfermines, más allá de su voto, quieren que todo vaya bien, ansían recuperar esas fiestas populares y convivir unos días sin igual. Con este alcalde o con otro alcalde, con este gobierno municipal o con otro. No se trata de eso que dice Maya. Es, en realidad, una sandez política más. Sólo los papanatas sostienen su discurso político en el ansia de que todo vaya mal para intentar sacar beneficio partidista a costa del perjuicio del conjunto de la sociedad. Quizá a Maya le ha traicionado el subconsciente de lo que fue su labor de oposición la pasada Legislatura o la que está haciendo ahora Navarra Suma en el conjunto de Navarra, siempre en negativo contra todo y todos. Fían su vagancia política, falta de ideas y pereza a colaborar en la consolidación de una estrategia sanitaria y social fiable para paliar y controlar los efectos de la pandemia del coronavirus a cortinas de humo como esta de utilizar la imagen de los Sanfermines y el deseo generalizado de poder recuperar las fiestas en Iruña como burda arma arrojadiza política. A Maya ya le han censurado por estos mensajes absurdos -lo mismo mezcla actos religiosos con festejos taurinos que cualquier otra ocurrencia- desde el ámbito sanitario y epidemiológico, la mayoría política del Ayuntamiento de Pamplona, las peñas de Pamplona y los servicios de urgencias y emergencias. Creo que hay argumentos sanitarios y de prudencia para al menos trasladar a la opinión pública que los Sanfermines de este 2021 están muy lejos de poder celebrarse en las condiciones de unos Sanfermines de verdad. Lo demás es frivolizar, azuzar la confrontación y buscar protagonismo para paliar los errores y inacción de su alcaldía. Es como el día de la marmota particular del señor alcalde. Los Sanfermines utilizados como un elemento decorativo para armar un discurso político que de nuevo solo busca dividir a los pamploneses y pamplonesas entre buenos y malos, entre quienes quieren salvar los Sanfermines -su error del año pasado ya tuvo un alto coste para la sociedad en vidas, esfuerzo sanitario y dedicación económica-, que son quienes le ríen las gracias estas y quienes son señalados como contrarios a los Sanfermines únicamente por anteponer el interés general de las medidas de control del coronavirus a la escenificación constante de la nada más absoluta. Nadie con un mínimo de sentido de la realidad sanitaria, social y económica que llevamos viviendo un año ya puede querer que Pamplona o Navarra vayan mal y menos que se suspendan los Sanfermines sólo por joder. Pretender hacer propaganda política con ese discurso es un error. Quienes difunden esas falsedades tienen mal futuro político a corto y medio plazo. Al tiempo. Por supuesto, los Sanfermines de verdad, los Sanfermines de Iruña, son mucho más importantes y están muy por encima de este maniqueo uso político.