unca ha sido fácil entender el criterio aplicado en la red de carreteras del Estado para que unas se convirtieran en autopistas -lo que obligaba a retratarse cada vez que se transitaba por ellas- y otras fueran autovías gratis total. En Navarra lo sabemos bien. La AP-15 está más que amortizada desde que en 1980 se puso en servicio la totalidad del trazado Irurtzun-Tudela. Sin embargo, hoy sigue siendo de pago, si bien con un mercadeo continuo que permite obtener grandes descuentos a los usuarios más habituales. Esto no quita para que carezca de toda lógica que no haya peajes para ir desde Pamplona a Donosti, Vitoria o Logroño y sí se mantenga el que conecta con la Ribera. Menos sentido tiene, por ejemplo, que para ir desde Pamplona a Cádiz por la ruta de la plata sólo haya que apoquinar en los primeros 20 kilómetros de un trayecto de más de mil. En este lío de peajes, se ha confirmado que, por fin, a partir del 1 de septiembre la AP-2 entre Zaragoza y Barcelona y otras autopistas que transitan por Catalunya pasan a ser gratuitas después de 44 años. Una gran noticia para los miles y miles de navarros que acostumbran a disfrutar de vacaciones en el Mediterráneo y que van a ahorrarse una media de 66 euros entre ida y vuelta.