Síguenos en redes sociales:

Meteoritos

Euskera

nos por excesos. Otros por defecto. El euskera, en situación de discordia y confrontación. Siempre. Sentencias mediante. Maltrato penoso. El origen legal del conflicto arranca del artículo noveno y último de las Disposiciones Generales del Amejoramiento del Fuero (1982). Punto 1) El castellano es la lengua oficial de Navarra. Punto 2) El vascuence tendrá también carácter de lengua oficial en las zonas vascoparlantes (entonces por determinar). El mapa lingüístico lo estableció la Ley Foral del Vascuence (1986). Legislaciones posteriores -la última de 2017- cambiaron el término "vascuence" por la expresión "euskera" y facilitaron modificaciones en la adscripción de municipios a la zona vascófona y a la zona mixta, en respuesta a solicitudes de los plenos municipales. Una Constitución, valga el término para nuestro Amejoramiento (Estatuto de Autonomía en otras Comunidades), no es el retrato de un tiempo sino el planteamiento filosófico de una aspiración política y social. Un marco de cohesión y convivencia. También en materia sociolingüística. El vascuence, con diferentes dialectos, tuvo más implantación geográfica que hoy dentro del territorio político y administrativo navarro actual. Pero no ha sido extraño a kilómetros de las vigentes zonas mixta y vascófona. Para nada es un disparate la pretensión de una cooficialidad en toda Navarra. Con inteligencia y sensibilidad en el proceso, valores muy escasos en la representación política e institucional. Y con la necesaria pedagogía para calmar instintos reactivos impulsados por la víscera de la ignorancia. Una peligrosa, falaz e interesada simplificación: el euskera, anexionista; el castellano, comunidad diferenciada, foral y española. El euskera, arma política e instrumento electoral. Triste. Tensión última: el euskera como mérito en el acceso a la Función Pública y la Ley de Contratos. Mientras la balanza parlamentaria dependa del PSN, malo: su corazón habita en zona no vascófona.