a leche por el suelo, los precios por las nubes. Algo no encaja, demasiadas cosas fuera de su sitio. Los transportistas en huelga, paralizando el país, porque tristemente pierden menos con los camiones parados que trabajando. Si siempre ha sido duro ser camionero o camionera ahora es otra profesión de resistentes. También los productores de leche navarros acaban tirando lo que producen, porque venderlo ya no es rentable al precio que se lo pagan. Con la leche pasa como con los periódicos en papel, son productos de un día, y el precio final que paga el consumidor poco tiene que ver con el esfuerzo y el trabajo que hay detrás. Pero la leche sigue siendo producto esencial y los periódicos cada vez menos, aunque nos duela decirlo en este espacio. Será esencial la información, pero en qué soporte te llegue ya es otro tema. Cómo y qué consumimos está detrás de muchos de los problemas que ahora se están evidenciando y quizás sea lo único que está en nuestra mano cambiar. Pensar antes de comprar y ser conscientes de que hay detrás de aquello que elegimos. Ahora que las estanterías de los supermercados amenazan con un vacío que nos inquieta, por la falta de productos, que no escasez, de todo aquello que llega en menor cantidad y que la gente se lleva aunque jamás lo haya consumido, es tiempo de pensar un poco en lo que nos viene. Y lo que tenemos delante es una nueva brecha entre los que tienen certidumbre y los que viven en la incertidumbre, entre los que no tienen problemas para hacer la compra sin mirar y los que miran por no poder hacerla.