e dirijo a usted, señor agente de la Policía foral. En la madrugada del 31 de marzo al 1 de abril a las 3:30 me suena el teléfono móvil y yo en mi despertar inconsciente, ¡¡hostias!! se me ha pasado la hora, ahora voy pa ya... En lo que me corta una voz profunda y muy grave de un policía foral: ¿Es usted dueño del vehículo con matricula tal tal tal? Sí, ¿qué pasa? Venga ahora mismo a retirarlo, dice el vozarrón a través del móvil. Empiezo a conectar las neuronas y le comento que la furgo se encuentra debajo del puente por el riesgo de nevadas y que luego tengo que ir a por el quitanieves, a lo cual me vuelve a cortar ese timbre de voz tan grave para decirme: ¿Vas a venir a quitarla ahora mismo o no? Joder, ahora bajo y cuelgo. Mis neuronas todavía no comprenden la conversación o mejor dicho el intento de conversación recién tenido. Miro por la ventana pensando que esto es una broma y veo el azul reflejo de la realidad. Me visto y bajo de casa a retirar el vehículo o, mejor dicho, por la hora que es, la puta furgo.

Llego donde se encuentran los dos vehículos y sin mediar palabra con los agentes, ya que debería hacerlo desde la carretera, me monto en la p. furgo y me dispongo a quitarla de allí como me han indicado telefónicamente. Conforme arranco el motor me aparece la cara enmascarillada de un agente diciéndome que a dónde voy. Le comento que a quitarla de ahí, que es para lo que me han requerido, y me pregunta que dónde la voy a dejar, a lo cual le señalo el lugar donde suele estar habitualmente aparcada. Muy cortesmente o desconfiadamente me acompañan con la patrulla a dar la vuelta y aparcar. Me bajo de la furgo y me dice el vozarrón que me va a denunciar.

Por intentar aclarar la situación les pregunto si eran nuevos en la zona, ya que es una práctica habitual aparcar debajo del puente con las nevadas por parte de los vecinos de este barrio, ya que los lugares de aparcamiento se encuentran por debajo del nivel de la carretera y es luego muy difícil acceder a ella. Me contesta que eso no importa y que la furgo estaba invadiendo la carretera. Hasta aquí todo medio normal, quitando la falta, no puedo decir de educación, si de tacto del vozarrón grave. Ahora me toca explicar que soy camionero, además de la zona, y que también suelo ser, si mi trabajo me lo permite, operario de quitanieves, con lo cual la furgo no estaba dejada de cualquier manera. Se encontraba situada en el todo uno que está después de la raya blanca de delimita el carril y a unos 10, 12 cm del pequeño arcén que hay después de la línea. Además de encontrarse en el punto mas alejado de la curva existente tras de la rotonda y en una zona muy bien iluminada y delimitada a 40km/h. Desconozco la ley que me he saltado o si me la he saltado. Todas estas explicaciones se las di a los dos agentes que me dijeron que el espejo estaba invadiendo el carril y que el vehículo se encontraba estacionado en el arcén. Como esto se lo rebatí con lo anteriormente expuesto, y cuando me quedo solo con el de la voz normal y conversación también mas normalizada o desde un punto más apaciguador, me comenta que 500 m más adelante hay un parking en el que puedo aparcar y no está tan lejos. Esto también lo rebato comentando que es un parking privado de una empresa de la zona en el que yo no tengo derecho a ocupar una plaza de sus trabajadores. También les comenté que igual nunca habían conducido una tracción trasera pero que era muy complicado, si nevaba, sacarla del sitio donde suelo aparcar. A lo largo de esta infructuosa conversación también les comenté el hecho de que lo dejaran como un aviso y no como una multa. Todo intento por mi parte chocaba con el vozarrón y me rebotaba desde el autoritarismo más impune puesto que cuando se vio sin argumentos y me preguntó si deseaba firmar la multa le dije “¿pero me vas a multar de verdad tío?”. Me llevé la respuesta de “yo no soy tu tío y si sigues te voy a denunciar por desacato a al autoridad”. Ni derecho al pataleo es lo que me salió... y con una recetica de 200 pavos y con un “que pase usted buena noche” o “apárquela usted en su bajera” me fuí para mi casa con un buen montón de kilos de mala host... No tengo bajera ni nada que se la parezca y es mucho presuponer por parte del señor agente me parce. En este bendito pueblo tenemos la inmensa “suerte” de contar con el paso de la autovía, que es difícil de explicar el ruido que mete, con el paso del tren que cruza todo el pueblo de lado a lado con sus peligros y molestias, un paso a nivel abolido que nos regaló una especie de variante looping en la que los vehículos que la transitan sobrepasan los limites de velocidad, un gaseoducto que lleva gas al pueblo grande de al lado y no deja nada en este. De lo único de lo que nos podemos aprovechar los vecinos de todas estas infraestructuras o molestias, llamalo como quieras, es de aparcar debajo del puente cuando nieva y, tras más de 15 años haciéndolo, me entero a las 3:30 de la mal llamada mañana de que no se puede y para que no se me olvide un recuerdo de 200 pavos con el precio del gasoil desorbitado, la electricidad en las mismas y la lista de la compra encarecida en más de un 20%, hipoteca, dos niñas, y un perro. Todo esto último no tiene por qué aplicarlo el vozarrón del señor agente aunque sí que podría tener un poco de empatía a la hora de multar. Supongo que los test psicotécnicos de las diferentes policías nos llevan a esto. ¿Podría usted, señor agente, darse cuenta que además de todo lo que pago y se me encarece la vida, su salario sale de los impuestos que pagamos los plebeyos?

Muchas gracias señor agente por su comprensión y razonamiento de uno que ha sido iluminado por sus enseñanzas y bien haceres.