Esta semana me ha ocurrido algo bastante sorprendente. Comenzó el lunes por la mañana mientras pedaleaba hacia la oficina al fijarme en las cifras de un termómetro digital, 09.05, 30°. La brisa que sentía al avanzar en bici era inauditamente cálida. Conforme cruzaba el puente del Arenal comenzó a desintegrarse el asfalto bajo las ruedas, después el hormigón de la aceras y por último el hierro forjado de las barandillas. Se derritió el insigne edificio que aloja la Sociedad Bilbaína y al avistar la Gran Vía se deshicieron como helados las 21 plantas de la Torre Bizkaia y la estatua de Diego López de Haro. La villa de Bilbao se quedaba sin fundador ni señas de identidad en segundos. Ahora avanzaba por un ancho camino de tierra irregular y al mirar a los lados ya no me flanqueaba la armada de escaparates de Primark, El Corte Inglés, Stradivarius, Rituals, Women Secret… En su lugar habían brotado un par de arbustos secos y una hilera de personas que caminaban descalzas con recipientes de plástico en la mano. Algunas canturreaban en lenguas que me resultaban tan amables como desconocidas y que con los días y algo de ayuda he averiguado que se trata de yoruba y fon. Conforme me acercaba a la plaza Moyúa comprobé que el Hotel Carlton y el edificio de Hacienda habían sido sustituidos por un par de acacias asombrosas y el Palacio Chávarri que aloja el Gobierno Civil, por un portentoso baobab. Bajo sus sombras charlaban mujeres que daban pecho a sus criaturas, ancianas y ancianos sentados en sillas de camping de los 70, descoloridas y robustas, y hombres que parecían encontrarse cómodos en cuclillas. Ayer, con la humedad acariciándome la espalda como ya cada mañana me detuve a escucharles y descubrí que les entendía. Un hombre de cabello blanco comentaba preocupado a otro que el embalse navarro de Yesa estaba a sólo el 16% de su capacidad. El que le escuchaba asintió mientras le respondía que en Karrantza recibían con danzas y la música de joras y djembés a los seis camiones cisterna plateados como dioses que les llevan cada día 200.000 litros de agua.