Quien trate de huir de la política lo tiene difícil. Viene 2023 con una agenda muy cargada en la que estarán por resolver tres convocatorias electorales que pueden deparar cambios en el mapa institucional… o dejar las cosas como están. Pero para que eso suceda quedan aún semanas para configurar listas y candidatos, y, tras los resultados, desencadenar la secuela de negociaciones que deben desembocar en la constitución de gobiernos. Los expertos en comunicación política consultados por este periódico auguran “cinco meses tremendos” hasta la cita con las urnas en las elecciones municipales y autonómicas. Los candidatos pasarán el examen del fondo y de las formas; menos mítines, más contacto personal con la calle, mayor presencia en las redes sociales… Las estrategias de campaña están cambiando y deben dar un giro para atraer al votante indeciso y sobre todo a quienes eligen su opción a última hora, una tendencia que se ha detectado va en aumento en las últimas convocatorias. No hay que perder de vista que el calendario trae en primer lugar unas elecciones locales que, sin embargo, pueden condicionar el desarrollo y la fecha de las generales, si finalmente Pedro Sánchez opta por adelantar el final de la legislatura. Si el PSOE sale malparado en los comicios de mayo, el Gobierno va a tener que lidiar en un escenario complicado. En el caso de Navarra, la precampaña va tomando velocidad desde la ruptura de la coalición Navarra Suma, que ya tuvo su antesala en el abandono de UPN por parte de los díscolos García Adanero y Sayas, que deben resolver si concurren con una nueva formación o acogidos a las siglas del PP. Este periodo puede también acentuar las diferencias entre los socios del Gobierno foral, cada uno en busca de su espacio y de su clientela. Pero ha quedado demostrado en los ocho últimos años que los pactos posteriores de los partidos progresista han dotado de estabilidad al Ejecutivo pese a los intentos de desgaste de la derecha política y mediática por el peso que tiene en las decisiones EH Bildu, no solo aquí sino también en Madrid. Un año importante porque marcará el devenir de pueblos, comunidades y Estado, y en el que candidatos y partidos deberían, como aconsejan los consultores políticos, “escuchar a los ciudadanos y que estos se sientan escuchados”.