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A la contra

Jorge Nagore

Atornillados al sillón

Atornillados al sillónJavier Bergasa

De todo este tinglado Sayas-Adanero y UPN-PPN, a estas alturas, conocido el percal –de Sayas no me extraña nada la voltereta, más me ha sorprendido de Adanero–, poco te puedes asombrar, puesto que todos sabemos que la política, cuando se convierte en un modus vivendi tan claro –Adanero lleva 30 años en cargos, Sayas casi 20– y en Madrid te has revelado como dos pequeñas figuras mediáticas en el atril –por hablar de Bildu, seamos claros– puede pasar que las distintas carambolas acaben como han acabado.

Sayas y Adanero han visto hueco tras el acercamiento de Sánchez a Bildu y el de Esparza a Sánchez y ungidos de lo que ellos creen que es el mandato de las huestes sociales de UPN han emprendido esta huida y posterior fichaje o acercamiento al PPN. Hasta ahí, todo medio normal en, ya digo, dos políticos profesionales con mucha mili en esto y que antes de hacer lo que hicieron ya sabían parte de lo que iba a suceder y cómo iba a acabar. Lo único que me sigue asombrando es que no hayan devuelto el escaño.

Ya, sé que el escaño es personal, se obtiene de manera personal, pero todos sabemos que se obtiene a través de un partido político, partido político que te ha dado la boleta y del que ya no formas parte. Da igual que vendas motos de que si el partido ha cambiado y tú no, que si los navarros te eligieron. Filfa. El escaño que tienes lo tienes gracias a que ibas con las siglas de UPN. Si no, ni de coña. De hecho, toda tu carrera política la tienes gracias a UPN y a la enorme confianza que te han ido dando unos y otros y otras. Lo mínimo, creo yo, incluso –o sobre todo– de cara a tus votantes, es hacerte a un lado unos meses y sacar el culo de la silla, que tampoco es para tanto. Pues nada. Siguen. Satisfechos, convencidos de todos sus actos, aferrados a la nómina, pactando con los que hace unos años criticaban, pagados de sí mismos y sonrientes. Oye, que lo disfruten.