No tengo por costumbre que por aquí asomen opiniones relacionadas con asuntos delictivos. Mucho menos si los hechos aún están en fase de investigación y no hay sentencias firmes. Me parece una osadía meterme en terrenos de los que no tengo ni idea y opinar sobre hechos que en algunos casos solo conocen las personas implicadas y nadie más. Por eso, por pura prudencia, me alucinó la torpeza manifiesta del entrenador del Barcelona, Xavi, que preguntado hace unos días por el caso de la supuesta –pero al parecer bastante probable– violación cometida por Dani Alves opinó y declaró públicamente que “me da pena por él” y alguna que otra frase que no venía a cuento, por mucho que se entendiera que lo que quería decir es que, lógicamente, le apenaba la situación. El caso es que Xavi no dijo una sola palabra de la víctima y al día siguiente de sus primeras declaraciones tuvo que salir a la palestra a reconocer que se había confundido al obviar a la chica y que no había estado acertado. Es un problema severo el de este país con esto, el de no darse cuenta uno mismo de hasta donde llega tu jurisdicción emocional para poder convertirte en opinador gratuito sobre hechos presuntamente delictivos, sean los que sean los hechos, ojo. Aquí, por ejemplo, me acuerdo del daño que se hizo con todo el tema Osasuna a personas que luego salieron absueltas. O el daño que se puede hacer a acusados y acusadas que finalmente se demuestra que no han delinquido. O, como es el caso, el daño que se puede hacer a una agredida con serios visos de, efectivamente, haber sido agredida. Pero, no olvidemos, si no hay una sentencia al respecto, por mucho que el sentido común o la intuición nos digan cosas, prudencia. Esto deberíamos tenerlo todos y todas grabado a fuego. Y no lo tenemos, pero tenemos al parecer mucha urgencia por aportar nuestro inútil grano de arena al mondongo general.