Cosas de ayer y de hoy en Pamplona. Esta semana, en el primer capítulo entra de lleno la plaza de San Nicolás en la festividad de San Blas. El caramelo y los roscos, la procesión que abre un incensario a todo humear, las gentes con bolsas que se acercan a los bares de la calle antes de volver a casa... Más antiguo que el hilo negro, como también lo es la tendencia de muchos a sospechar de los gitanos en los comercios y proceder a su identificación policial porque sí. Recientemente en una perfumería del centro, desde siempre en casi cualquier lugar. Entre las novedades de última hora me quedo con la franquicia de comida a punto de instalarse en un edificio en Buztintxuri compuesto por cinco módulos que se ensamblarán en tiempo récord: una sola mañana. Y no puedo dejar de mencionar la kalejira músico-festiva que nos montó el Ayuntamiento por el Casco Viejo en la tarde-noche del jueves para celebrar la segunda escalerica –e incordiar un poco más al vecindario–. No acierto a imaginar de qué manera un grupo de bailes urbanos precedidos por unas bicis con altavoces ayudan a consolidar los Sanfermines como un reclamo anual e impulsan el desarrollo de “actividades turísticas sostenibles en la ciudad y su entorno, redefiniendo las fiestas y su imagen”. Y tanto que las van a redefinir…