Feminismo para revolucionar los cuidados’ era el lema que encabezaba la manifestación de ayer en Pamplona a la que se sumaron miles de personas en las calles de Iruña y de diferentes municipios de Navarra. Una marea morada que, en las calles, volvió a ser más multitudinaria que nunca pese a las divisiones políticas. El movimiento feminista reivindicó ayer aquellas luchas que nos unen como “un servicio de cuidados que sea público, que sea universal, que sea gratuito, que sea digno para las personas que trabajan y que sea igualmente digno para las personas que son cuidadas”, destacaron ayer Ana Zaldua y Begoña Zabala que además anunciaron una huelga general en apoyo a este sector feminizado. Sin conciliación no hay igualdad. Según datos del Instituto de la Mujer el 87% de las excedencias laborales para el cuidado de los hijos e hijas las cogen las mujeres. Seis de cada diez mujeres renuncian a su carrera profesional al ser madres. No hay más que echar un vistazo a los hospitales de noche para ver quienes están cuidando de las personas enfermas, de los padres y madres que envejecen. Pero no fue el único motivo por el que después de la pandemia se escucharon gritos a favor de la igualdad. Navarra, con un 23,22%, se sitúa como la segunda Comunidad Autónoma con mayor brecha salarial entre hombres y mujeres. Las agresiones sexuales en Navarra han ido en aumento y 3 de cada 4 víctimas de delitos sexuales son menores de 29 años. Hace nada que conocimos un caso de violación en un portal de la Plaza del Castillo en una noche de ocio, y la violaron a una menor de doce años a la que el agresor había conocido a través de una red social. A una de cada tres jóvenes le han pedido fotos sexuales en las redes, según una encuesta. De hecho, las pancartas de ayer aludían a diferentes luchas: “Mi agresor siguió como si nada hubiera pasado, mientras yo intentaba sobrevivir”, “Patriarcado y capital, alianza criminal, “Los hombres de calidad no temen a la igualdad”, “El feminismo será antirracista”, “¿No ves que no me muevo? Esto no es follar”. Antes de la convocatoria general de la Coordinadora Feminista del 8-M tuvo lugar una quedada abolicionista de la Plataforma Navarra de Mujeres por la Abolición de la Prostitución pero el grupo se fundió en la columna general (había bloque de discapacidad, bloque residencias, bloque pensiones, bloque bollero, bloque ausentes, bloque rural, bloque de pueblos...). La fractura que existe en política no se percibe en las calles. El feminismo en cambio sí marchó dividido en ciudades como Madrid por sus diferencias respecto a la ley trans (permitir que se pueda cambiar de sexo en el registro civil “a voluntad”), la prostitución (piden su abolición) o la ley del ‘solo sí es sí’. Y manda narices que dirigentes del PP se coloquen ahora en las manifestaciones del ala más radical del feminismo. Pero, claro, como se va a pedir la dimisión de la ministra de Igualdad Irene Montero todo vale. Se apuntan a un bombardeo. Como también son capaces de votar a favor de reformar una ley, la del ‘Sólo sí es sí’ que en su día rechazaron. Partidos que prostituyen el color morado.