Los Nostradamus

No me resisto a apropiarme de la genialidad viral de Bisbal y preguntar, lo primero, cómo están los maquinas del análisis geopolítico que, tras la victoria por los pelos de Joe Biden en las últimas presidenciales USA, aseguraron que al cumplirse el ecuador del mandato, el provecto hijo de Pensilvania se haría a un lado y dejaría el despacho oval a su number two, Kamala Harris. La literatura al uso por entonces era que, tras haber hecho morder el polvo a Trump, el siguiente objetivo era darle un revolcón a todo el Estabilishment y colocar en la Casa Blanca a una mujer y, además, racializada, como dice el catecismo chachi que hay que llamar a quienes no tienen la piel blanca lechosa. Pues menuda puntería. La vicepresidenta que iba a gozar de un protagonismo del copón y pico desde el primer segundo la toma de posesión tiene una agenda más propia de un alcalde pedáneo que del cargo que ocupa. Miren que siempre los VP del imperio han estado en quinto plano, pero lo de Harris bate récords de oscuridad.

“Acabar el trabajo”

Total, que una vez más, los gurús sapientísimos se la pegaron. Y, como acabamos de ver, por partida doble. No solo pifiaron el pronóstico del relevo a mitad de legislatura. También el de la intención del presidente de hacerse a un lado a las primeras de cambio. De eso nada. El tipo tiene la intención de agotar los casi dos años que le quedan y, de propina, aspirar a otros cuatro años más. Lo ha anunciado con el chuntachunta habitual en un vídeo de tres minutos titulado Acabemos el trabajo. Su gran coartada es que Donald Trump, su archienemigo y malo malísimo de este serial que, por desgracia, es la vida real, tiene todos los boletos para volver a ser el candidato republicano en 2024. Poco habría que objetar, si no fuera porque, cuando se celebren los comicios, Biden tendrá 82 años y, si gana, 86 cuando termine ese hipotético segundo mandato.

Trump se alegra

Los de cutis más fino achacarán el pecado de edadismofobia a quienes no ven con buenos ojos las intenciones del actual Comandante en Jefe de todos los ejércitos de la tierra de las barras y las estrellas. Pero esto no va de número de años sino de condiciones físicas y mentales. En los veintipico meses desde que es presidente, Biden ha protagonizado momentos brutalmente bochornosos como saludar a una congresista muerta o cambiar el lugar y las circunstancias de la defunción de su propio hijo. No es casualidad que siete de cada diez de sus administrados no quieran que opte a la reelección. Nadie ha podido alegrarse tanto como Trump del anuncio.