Once mil periodistas se van al paro porque no están de acuerdo con sus condiciones laborales. Los guionistas van a la huelga porque están hartos del poder de las productoras y de unas condiciones explotadoras. Once mil guionistas que han paralizado el mundo de las series que se producen a millares en el mundo anglosajón. El proceso creativo de productos de entretenimiento audiovisual requiere un proceso largo, costoso y complicado. El trabajo en equipo es necesario dada la complejidad del programa, sea serie, película, o cortometraje. A partir de la idea, se desarrolla la historia a contar articulando el guion técnico y textual. Por ello, los guionistas son la piedra angular de una factoría de creación millonaria y poderosa, paralela al cine, haciendo de las series el éxito televisivo de nuestros días. Los guiones salpican los despachos de los ejecutivos norteamericanos que han adoptado una posición de fuerza frente a los creadores y artistas, cansados de ver la acumulación millonaria de quienes manejan los hilos de productoras en un ejercicio de dominio y capitalismo abrasivo. Una agresiva pelea entre David y Goliat con amenaza de la búsqueda de geografías insolidarias y deslocalizadas que rompan el cerco de hierro de la huelga y sus consecuencias. También al mundo de la diversión audiovisual ha llegado el enfrentamiento patronal. La ficción amenaza con romper la catarata de grandes éxitos que se puedan ver en el mercado en medio de una huelga que pondrá en juego la solidez de las empresas del sector. El mundo de las ilusiones sufre un terremoto de lucha de clases. Aquí no sirve de nada la magia de los dibujos animados o las historias fotografiadas; es la lucha descarnada del explotador y el explotado en versión audiovisual.