Vaya por delante que toda medida y acción política que sirva para promocionar la cultura me parece de entrada positiva. Es un sector que necesita impulso siempre, porque no es suficiente con la iniciativa privada y menos si entendemos la cultura como un derecho básico de los ciudadanos y ciudadanas, como una palanca de conocimiento y de formación esencial. La cultura nos hace mejores; nos da herramientas para entender lo que pasa, para conocer realidades ajenas, para disfrutar de las emociones que las artes nos transmiten, para vivir otros mundos diferentes a los nuestros, para favorecer la educación y la integración social y para tener una vida mejor.

Pero para llegar a eso hay que facilitar el acceso a la cultura en todas las etapas de la vida, en las ciudades y también en los pueblos. Porque cuanta mas cultura consumimos mas libres nos sentimos y se amplia nuestra capacidad para elegir. Por eso la derecha le ha tenido siempre tanto miedo a las personas cultas y a la cultura, que no al espectáculo. Y además, es un sector potente de desarrollo económico.

Pero dicho esto, creo que el último anuncio de cine a dos euros los martes para los jubilados mayores de 65 años, es un paso más al frente en la deriva de Sánchez el anunciador. Hay mucho que analizar detrás de esa oferta que tiene más que ver con la caza de votos que con la pretensión de fortalecer el sector del cine, uno de los más castigados con la pandemia y antes con la piratería, o con la idea de garantizar una madurez y vejez más plena.