Las primeras alarmas han empezado a sonar o quizás llevan tiempo sonando pero el ruido de fondo no nos dejaba percibirlas. Los expertos en materia educativa lo dicen ya claramente: el excesivo uso de las pantallas en los procesos de aprendizaje no está siendo positivo, al revés, está provocando un retroceso en algo esencial para las personas como es la comprensión lectora. Los niños y niñas, los adolescentes, los jóvenes y todos en general pasan muchas horas al día usando pantallas para diferentes facetas de ocio y aprendizaje, pero el rendimiento cuando se lee algo en la pantalla no es el mismo que cuando se lee en papel.

Es cierto que el medio en sí mismo no es bueno ni malo, que lo digital permite desarrollar habilidades que lo analógico no alcanza, pero también al revés, por eso es preciso delimitar los usos para que se dé el equilibrio necesario. Y hay datos todavía más preocupantes. Dicen que hoy en día leer es ir contracorriente en la sociedad. No sé si hay un paso atrás más peligroso que ese. La práctica de la lectura, en la escuela, en casa en la biblioteca... tiene un aspecto lúdico, de entretenimiento, pero en general leer requiere esfuerzo, precisa concentración y soledad e invertir tiempo hasta llegar al objetivo. Y cuando hablamos de leer para retener conceptos todavía es más exigente y eso, en una sociedad que cada vez se inclina más por aquello que menos esfuerzo implica, para qué leer un libro si puedo ver una serie, hay que trabajarlo desde la base. El sistema educativo es sin duda uno de los responsables de revertir esta tendencia. No se trata de desechar el uso de las nuevas tecnologías en el aula, que seguro que en muchos casos son necesarias como lo sería ya una asignatura que les enseñe a moverse en el mundo de las redes sociales con seguridad, sino de redimensionar el excesivo papel que se les da, y pensar si no sería momento de redistribuir la inversión y gastar más en libros de papel que en aparatos digitales. Algo que ya está haciendo un país como Suecia, que ha decidido abandonar la estrategia de aprendizaje digital para devolver a los libros de texto el protagonismo en las aulas. No es cuestión de ir contra la digitalización de la sociedad, un fenómeno imparable que afecta a todos los ámbitos, sino de empezar a prestar atención al efecto de esa transformación en aspectos claves como la comprensión lectora, una herramienta esencial para vivir y para acceder al mercado laboral.