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Mesa de Redacción

Joseba Santamaria

Feijóo habla mucho, pero la política avanza en silencio

Feijóo habla mucho, pero la política avanza en silencioJesús Hellín

No se esperaba nada de la reunión entre Sánchez y Feijóo, que abría el miércoles el periplo del líder del PP hacia ese ningún sitio de su investidura desde el principio, y no pasó nada. La ocurrencia de Feijóo de mendigar a Sánchez que le deje gobernar durante dos años, ante la evidencia que no tiene posibilidad de sumar ningún voto a los 172 con los que cuenta de partida (PP, Vox, UPN y Coalición Canaria) y que son insuficientes, es la muestra de su debilidad y fracaso.

¿Y ahora qué? Han pasado solo cinco días desde que el lunes Feijóo y el PP pusieran en marcha la escenificación de su intento de investidura y ya está todo el bacalao cortado. Y aún quedan cuatro semanas por delante hasta los días 26 y 27 de septiembre de ese viaje a ninguna parte. La nada de Feijóo. Su propuesta a Sánchez iba acompañada de una oferta de lo que el PP denomina seis pactos de Estado. Un relleno para alimentar el argumentario contra el mismo sanchismo al que a la vez que quiere echar del círculo de la política le pide apoyo.

La contradicción más evidente es el punto en que hace gala del chantaje a que tiene sometido el PP al poder judicial. Sánchez le exigió el compromiso de que, sea quien sea presidente, el Consejo del Poder Judicial esté renovado el 31 de diciembre. La propuesta del PP es incluir esa renovación si Sánchez le permite presidir el Gobierno los dos años que pide. Esto es, si Feijóo no es presidente, el PP seguirá manteniendo el bloqueo del Poder Judicial que ampara desde hace cinco años para controlar con jueces afines, una buena parte ya en funciones, este órgano clave. Cinco años incumpliendo con luz y taquígrafos y sin vergüenza alguna la misma Constitución con la que se llena la boca su discurso.

Es un mal chiste. Feijóo está dando muestras constantes de la inconsistencia de su liderazgo, pero tampoco vale engañarse. Este recorrido para acabar en una investidura fallida tiene un plan detrás. Ir dejando caer, aunque sea con poca fortuna, una lluvia fina que busca romper el PSOE y simular un alejamiento de Vox a la búsqueda de un espacio electoral ampliado para el PP tras el fiasco del 23-J. Hoy es solo un deseo. Es cierto que Sánchez tiene por delante el reto difícil de hilvanar muchas costuras con apoyos diferentes, pero creo que será investido presidente.

Otra cosa es que sea capaz de hacer navegar ese barco con tan compleja tripulación cuatro años. Ese es el objetivo final de este absurdo recorrido de Feijóo, ganar un lugar preferente en la línea de salida para unas elecciones repetidas o adelantadas a mitad de Legislatura. Demasiado tiempo de fianza para un Feijóo debilitado social y políticamente y ya cuestionado internamente. Las esposas a las que permanece atado con Vox aprietan demasiado. En este Estado se prohiben obras de teatro y películas, se expulsan libros y revistas de las bibliotecas, se persigue a las lenguas que no son el castellano, se alimenta el machismo cutre y reaccionario, se anulan carriles-bici de las ciudades, se incumple la Constitución, se impone el recentralismo, se persiguen los nombres de calles e instituciones que homenajean a creadores, científicos o políticos progresistas, se echa marcha atrás en la memoria histórica, etcétera. La nada de Feijóo es ahora, en esta estrambótica investidura que se ha montado, pero también lo será para su plan a medio plazo.