Los incendios en las discotecas Teatre y Fonda de Murcia donde murieron trece personas ha puesto de manifiesto un cúmulo de irregularidades y de incongruencias que deja muchas preguntas en el aire y a 13 familias desechas. Resulta inexplicable que dos locales sin licencia hayan seguido abiertos durante más de año y medio.

Casos que obligan a una revisión en profundidad del funcionamiento de la administración, sobre todo cuando se trata de actividades y eventos en los que debe primar la seguridad y un control riguroso. No puede ser que cualquier pequeño comercio esté sujeto a todo tipo de controles y, en cambio, naves del extraradio de grandes ciudades en donde bailan hacinados cientos de chavales escapen del ojo público. El asunto es muy grave.

No hay más que recordar la tragedia del Madrid Arena donde una avalancha acabó con la vida de cinco chicas en una fiesta de Halloween hace casi once años. También el local carecía de licencia. La pregunta es: ¿por qué razón seguían abiertos? En el caso de Murcia, el establecimiento de ocio fue dividido en dos con pladur (falso techo) sin contar con medidas de seguridad frente a incendios de modo que independientemente del origen del incendio los clientes que se encontraban en el palco no pudieron escapar del fuego. Las advertencias no parecen funcionar. Tal y como señala un experto, muchos empresarios prefieren pagar una sanción para poder continuar con la actividad. Y les vale.

Las sanciones económicas deben ser duras pero si no van acompañadas de prohibiciones no sirven de mucho. En enero de 2022 ya se dictaminó el cese de actividad, decisión que fue recurrida por el empresario del local. Medios como elDiario.es, recogían ayer que el ex concejal de Urbanismo ordenó en octubre de 2022 a la inspección de actividades que comprobara si seguía funcionando y establecía, en su caso, el “precinto del establecimiento”. Dicha orden nunca llevó a ejecutarse. Han pasado dos equipos de gobierno y ninguno ha sabido responder el por qué. Al parecer los titulares del local presentaron entonces documentación para la nueva licencia. Es evidente que si aquellos papeles recogían medidas éstas no se implementaron. Ha pasado un año y nueve meses desde aquella primera orden de cierre. La pregunta es muy simple: ¿ha imperado la burocracia o hay mierda oculta? Todo huele muy mal.

Era público y notario que los locales estaban abiertos, se publicitaban en redes sociales y que la policía local se trasladaba de manera frecuente al polígono del extrarradio ante las reyertas que se producían. Un juzgado de Murcia ya ha abierto diligencias por 13 homicidios imprudentes. Veremos lo que ocurre. No me gustaría estar en el pellejo de algunos de los abogados que van a defender a una de las partes.