Los niños de Gaza llevan su nombre escrito en la mano por si mueren bajo las bombas. Ha pasado 19 días desde la matanza de Hamas y los bombardeos israelíes se han cobrado 6.500 muertos, el 40% menores. Los atentados terroristas que se saldaron con 1.400 asesinatos, la mayoría civiles, no justifican en absoluto la ofensiva aérea contra la población civil de Gaza. Save the Children denuncia que hay casi 900 niños desaparecidos bajo los escombros de edificios destruidos, y que los equipos de emergencia no pueden rescatarlos dado que la ofensiva no cesa pese a que muchos de ellos podrían estar agonizando, aún vivos. La ONU ha pedido un alto el fuego humanitario en un conflicto con riesgo de “extenderse por toda la región, con violaciones “claras” del Derecho Internacional y reconocía que “hasta la guerra tiene reglas”. La UE en cambio se muestra dividida y timorata ante la mayor guerra del siglo con riesgo de extenderse a toda la región. El Secretario general de Naciones Unidas Antonio Guterres aseguró que los ataques a Israel “no vienen de la nada” y recordó que los palestinos han sido “sometidos a 56 años de ocupación asfixiante”. Una postura clara y valiente que contrasta con el papel de la UE que sólo condenó el ataque de Hamas.

Ya nadie sabe qué pinta cada uno de los cargos en las diferentes instituciones europeas. La presidenta de la Comisión Europea Von der Leyen se fue por su cuenta a Jerusalén para hablar del derecho a la autodefensa de Israel, después se acordó como solución intermedia una “pausa humanitaria” por parte de los ministros de Exteriores de la UE pero el llamamiento al alto el fuego no se ha producido. Algunos países como España, al frente del Consejo de la UE, Irlanda y Eslovenia piden un alto el fuego, mientras que otros como Alemania o Austria apelan al derecho de Israel a su autodefensa y otros como Letonia excusan que Hamas está integrada en la población civil de Gaza. Una doble vara de medir la de Europa al exigir el respeto del derecho internacional a Rusia en Ucrania pero no a Israel con Gaza. También con intereses económicos dispares con una doble dependencia económica, tanto del gas como del petróleo de Rusia y países del Golfo Pérsico en un momento, quizás demasiado tarde, en el que se apuesta por las energías renovables. La UE se juega su credibilidad en Occidente pero también en lo que significa su relación con sus socios árabes en el nuevo orden mundial. Hay países como Francia, Alemania o Italia que, al igual que EEUU y Reino Unido, no reconocen a Palestina como Estado. Tampoco el Estado español ha dado ese paso. Y sin ese reconocimiento de dos estados, el palestino y el hebreo, difícilmente habrá una solución definitiva al conflicto árabe-israelí. Una solución que en todo caso debe ser política, no militar.