Sucedió en el derbi de Manchester, cuando un comentarista, el sueco Fredrik Ljungberg (exArsenal), criticó a Rodri, convencido de que se tiró al suelo en el penalti que le pitaron, y añadió: “No me gusta este tipo. Esto funcionará así en el fútbol español, pero no lo quiero en la Premier”. Y, claro, le ha caído la del pulpo, con Marca (“Odiador y difamador del fútbol español”) y OkDiario (“Lamentable desprecio”, “Cólera y rabia”) a la cabeza.

Pero, más allá de filias y fobias (a nosotros sí que nos gusta Rodri, y mucho) y de patrioterismos, es evidente que el fútbol español debería asumir y reflexionar críticas como ésa, que apuntan a un hecho demasiado habitual en la Liga: los jugadores que caen heridos de muerte al menor contacto, una simulación para engañar a los árbitros, una trampa miserable, indigna. Que a alguien que pueda empezar a corregirlo le dé un poco de vergüenza que en otros países vean así nuestro fútbol.