Hace unos días Álex López, alcalde de Orkoien, afirmó en un pleno municipal que las niñas y niños que saben euskera pueden ir a la ludoteca y a las actividades que se organizan en castellano y euskera y, en cambio, los de castellano solo pueden ir a lo que se hace en castellano. Y añadía que “ya no estamos hablando de derechos, estamos hablando de privilegios”.

Lo de que los niños que saben las dos lenguas tienen más oportunidades de gozar de las diferentes actividades es obvio. Es más, añadiría yo, también tendrán más oportunidades sociales y laborales en su futuro. De hecho, esto es ya una realidad tanto en la empresa privada, donde ven muy claro que para algunos puestos contratar a una persona bilingüe es mucho más rentable porque es un 2x1, como en la administración pública, a pesar de todas las trabas que ponen constantemente.

En este sentido me alegra comprobar que el señor alcalde ha comprendido que saber dos lenguas es más beneficioso que saber solo una. Bien. Vayamos ahora con la palabra privilegio. Evidentemente tenemos muchos privilegios: vivimos en la parte rica del planeta, tenemos acceso a la sanidad, a la formación… Todo eso nos ha venido dado, pero lo de hablar euskera no. Las lenguas se aprenden, no vienen con el ADN. El aprendizaje es resultado de un esfuerzo y de una gran inversión de tiempo y dinero en muchísimos casos, y más aquí en Navarra. Es una decisión consciente. Decir que saber euskera es un privilegio es como decir que tener un título universitario, por ejemplo, también lo es.

El PSN ha salido públicamente en defensa de su alcalde. Espero que, aunque sea en privado, le recuerden en qué partido milita, quiénes son sus socios de gobierno y que es el alcalde de todo el pueblo, no solo de una parte.