El martes nos llegó una carta un tanto intrigante a la redacción de Euskalerria Irratia y una compañera de Berria nos comentó que a ellos también les había llegado una igual. Abrí el sobre, en el que estaban pegados hasta siete sellos del rey Felipe, y saqué dos folios que comenzaban diciendo: “Estimado socio y amigo. Te comunicamos que la Asamblea General ordinaria de Napardi se celebrará… bla, bla, bla”.

Y pensé yo que para qué nos mandan esto si no somos socios de Napardi y por qué está subrayado con fosforito verde y con tanta a pasión el punto siete de la convocatoria, que dice: “Votación sobre la cuestión: ¿Estás de acuerdo con que las mujeres puedan adquirir la condición de socio de Napardi?”.

Y la verdad es que no sé cómo interpretarlo. Si nos lo han mandado a varios medios de comunicación, y tan subrayado, es porque quieren que sepamos algo y que digamos algo, imagino. Intuyo que en la asamblea del día 11 va a haber confrontación entre los que quieren la apertura y los que prefieren seguir anclados al Pleistoceno con los estatutos de hace 71 años.

Sin duda es positivo que se planteen el tema y que hagan de una vez el tránsito hacia el mundo actual, como lo han hecho otras asociaciones similares. Hace algo más de un año entró la primera socia a Gure Leku, por ejemplo. Lo que me preocupa es que parece que hay algunos socios que no están de acuerdo y que prefieren seguir siendo una sociedad exclusiva de señoros. ¿Qué temen? ¿Que descubramos sus secretos más inconfesables? ¿Que veamos cómo hacen el bacalao al pil-pil? ¿Que les manchemos sus butacas con la regla? ¿Que les convirtamos el Gallico de Oro en la Gallina de los huevos de oro? No sé. Ya dirán.