La salud mental de las mujeres se ve influenciada por una compleja interacción de factores biológicos, psicológicos y socioambientales. Desde los roles tradicionales hasta las exigencias más modernas, las mujeres navegan por un complejo laberinto de responsabilidades sociales, familiares y profesionales, lo que puede tener un impacto significativo en su bienestar emocional.

Somos conscientes de la tendencia a patologizar o medicalizar los diferentes procesos que atraviesa la mujer, así como de la invisibilidad de sufrimientos entendidos como propios de lo femenino. Por eso, debemos seguir avanzando en la sensibilización de la sociedad en general y de los servicios sociales y sanitarios en particular.

Hay una serie de factores que afectan especialmente a las mujeres: estereotipos de género, exposición a violencia, salud reproductiva, desigualdad laboral persistente… Reconocer esta complejidad es fundamental para las y los profesionales de la salud que pretendemos apoyar mejor a las mujeres atendidas.

Debemos integrar dimensión de género desde la diversidad. Ciclos vitales como adolescencia-juventud, embarazo y puerperio, mujeres mayores; situaciones sociales como familias monomarentales, mujeres migrantes, o pertenecientes a grupos étnicos, mujeres en entornos rurales; mujeres con problemas de salud como las enfermedades infecciosas, problemas adictivos, trastornos mentales graves, sin olvidar a las mujeres con discapacidad... son algunos de los contextos de vulnerabilidad femenina que requieren especial atención social y sanitaria.

Es esencial fomentar una relación de cooperación, avanzando en el respeto mutuo y el entendimiento entre profesionales y personas atendidas.

Este enfoque colaborativo busca empoderar a la mujer en su propio proceso de curación y mejora, respetando sus decisiones, fortalezas y capacidades, y trabajando con ella para identificar sus propias necesidades y objetivos de salud mental, fomentando la confianza en su propia capacidad para cuidar su salud mental.

Consideramos igualmente importante para mejorar la salud mental de las mujeres trabajar en la promoción de la igualdad de género, garantizando unos servicios sociales y sanitarios sensibles a su realidad. La dimensión de género debe ser una herramienta de análisis trasversal en todos los sistemas, así como el desarrollo políticas familiares de igualdad, y de un cambio en el sistema de cuidados.

La salud mental de las mujeres es un tema complejo que requiere un enfoque integrado y la colaboración de toda la sociedad.

Diferentes estudios señalan que el sistema sanitario es uno de los sistemas en los que las mujeres más confían y donde antes solicitan ayuda. De las 28.628 personas atendidas en los centros de salud mental en 2023, un 54 % (15.350) eran mujeres. No obstante, se ha observado una tendencia general a retrasar esta petición de ayuda entre las mujeres, aspecto que se debe tener en cuenta a la hora de diseñar/ofrecer los recursos sanitarios.

Por otro lado, hay que desarrollar acciones como segmentar los apoyos a las mujeres, y a la población en general, insistir en el valor curativo de lo colectivo y de las redes de apoyo.

En la línea de la campaña de Gobierno de Navarra, a través del Instituto Navarro para la Igualdad, desde la Red de Salud Mental de Navarra los y las profesionales (teniendo en cuenta que la plantilla de Gerencia de Salud Mental cuenta con un 81% de mujeres entre sus profesionales) nos sumamos a la celebración del 8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres, y al lema “Tanto logrado, tanto por lograr”, con el compromiso de seguir avanzando en la sensibilización e integración de la dimensión de género.

*Gerencia de Salud Mental y un grupo de profesionales de la Red de Salud Mental de Navarra