Dice la escritora Ángeles Caso que las mujeres cuidadoras han contribuido más a la historia de la humanidad que los guerreros. Gran verdad aunque ellos se hayan llevado la fama. Las encuestas me confirman en todo caso que la situación tampoco ha cambiado tanto y que las chicas jóvenes dedican más tiempo que los chicos a tareas de cuidados del hogar y de sus hermanos o familiares. Eso sí las personas de mi generación compartimos por edad esa proximidad en las tareas de vigilancia o cuidado con padres ya mayores que van envejeciendo. Que pasan de los ochenta-noventa años, acostumbrados en muchos casos a vivir con bastante autonomía y a los que les ha tocado trabajar duro.

Una generación muy fuerte que se ha hecho cargo en muchos casos de familias numerosas y de los sacrificios de las tareas del campo. Mujeres u hombres que van sumando achaques pero a los que les gusta mantener su espacio, sus rutinas y, en definitiva, no depender demasiado de los demás. Es por eso que cuando empeora su estado de salud los hijos o nietos tememos como un nublado su ingreso porque ese cambio les desorienta, les desmoraliza y les resta libertad de movimientos.

La hospitalización domiciliaria es, en estos casos, siempre que se puede lidiar con el problema, una buena alternativa. Ellos y ellas se sienten un poco menos enferm@s mientras pueden dormir en su cama, comer del puchero, ver la tele desde su sofá, y, muy importante, lograr que nadie de la familia haga turnos para acompañarlos. Con la hospitalización en casa puedes disponer hasta de aparatos de oxígeno para mejorar la saturación en sangre. Los recursos y medios que tienes hoy en día son muchos. Además, los familiares pueden tramitar una baja laboral para justificar esa atención, al final más intensa de lo que se cree, y que equivale a un ingreso. Salvo las pruebas diagnósticas hay otras muchas como analíticas de sangre que se pueden hacer en casa y tienes un teléfono de atención. La experiencia, al menos en mi caso las veces que me ha tocado, ha sido muy positiva. Seguramente dentro de no muchos años los hospitales del futuro serán algo parecido pero mucho más sofisticado, nuestras propias viviendas estarán equipadas con todo tipo de avances tecnológicos y despensas-farmacia para esa medicina personalizada que nos viene.

De todos modos se trata de una alternativa para personas con una red familiar y posibilidad de organizarse pero no todas las personas tienen la posibilidad de que le cuiden en casa después de una operación o un ingreso por una enfermedad, ya sea enferma crónica o no. Y Navarra no dispone de servicios públicos de hospitalización de media y larga estancia. Conozco un caso reciente de una persona mayor que después de ser operada necesitaba reposo absoluto durante varios días, y no tenía posibilidades de tener alguien en casa (no una cuidadora) por los cuidados más especializados de enfermería que requería. Las opciones, en su caso, pasaban por contratar los servicios de clínicas privadas como la Meca, clínica San Miguel o San Juan de Dios. Se fue a la Meca porque podía pagar por días. Tenemos una Sanidad privilegiada pero queda mucho por mejorar. Ahí están también las listas de espera.