Es evidente que hay un error como sociedad si una persona fallece y pasan semanas sin que nadie se entere. Ya sea en su domicilio o en un apartamento tutelado o en una residencia. Ha sucedido estos días y estremece pensar en ese hombre fallecido durante días y días sin que nadie se preocupe por él. El caso es que murió en uno de los casi 200 apartamentos tutelados por el Ayuntamiento de Pamplona.

También que se le ofreció desde Acción Social si necesitaba atención domiciliaria, que esa persona rechazó. Por tanto, desde un punto de vista estrictamente legal, no hubo error administrativo. Pero, como ha reconocido el concejal encargado del área, no es de recibo que estas cosas sucedan, así que se la totalidad de apartamentos van a contar en breve con un protocolo y van a ser supervisados de oficio para que todas las personas que los habitan sean cuando menos contactadas y atendidas en sus necesidades –algunas, las que están apuntadas a los servicios que se ofertan, ya lo hacen–.

Hasta aquí, la crónica de algo que no se hacía mal pero que no se hacía bien, pero que tampoco se hacía bien en los 1500 días anteriores a la llegada al ayuntamiento de los actuales gestores, criticados sin peros ni cargos de conciencia por UPN, que gestionó el ayuntamiento durante casi 4 años y medio sin tampoco poner en marcha el servicio que se va a poner en marcha.

Efectivamente, han transcurrido 80 días de la llegada de los nuevos y algo podrían haber hecho y efectivamente no parece muy edificante que la brigada municipal tardara dos días en limpiar el apartamento, pero hay que tener mucho cuajo para tratar de utilizar un hecho de estas características para hacer política de charcutería cuando tú mismo has estado ahí al frente durante casi un lustro y si no te pasó lo mismo o peor fue por puro azar. Hay que saber medir cuando criticar algo y cuando mejor casi dejarlo pasar.