Se va el navarro Raúl García, ley de vida, y rememorando su brillante trayectoria nos queda una sola espinita clavada: la apuesta por los jugones que durante tantos ha hecho la selección española intentando –pese a los fracasos consecutivos– repetir los éxitos en el Mundial (2010) y la Eurocopa (2008 y 2012), en vez de apostar, como hace ahora De la Fuente –y parece que con mayor acierto–, por contar también con este tipo de futbolista que aporta entrega, fuerza y consistencia al centro del campo.

Y no es pasión de paisano, sino pura observación: no se juegan tantas temporadas y tantos partidos en Primera y no se triunfa en tres equipos (en el Atlético de Madrid también lo tienen en un altar) si no se tiene esa calidad, ésa que siempre ha tenido el jugador de Zizur. Por todo eso da rabia que solo en dos partidos le convocara La Roja. Un error imperdonable.