Nos compadecemos en invierno de los forofos del motor y del ciclismo, huérfanos esos meses (que cada vez son menos) de sus competiciones favoritas, pero es que ahora toca hacerlo con los forofos del fútbol de clubes, esos curiosos especímenes a los que, por un motivo u otro, el fútbol de selecciones no llena.

Esos que ven como una intrusión en sus sagradas ligas cada parón por las ventanas de la UEFA o la FIFA. Esos que no vibran de verdad con ningún combinado nacional, ni siquiera en citas de la talla de una Eurocopa o un Mundial. Esos que –a falta de pan, buenas son tortas– se dedicarán ahora, dos meses y medio, a rastrear con lupa en todos los medios las idas y venidas de jugadores, sobre todo los de su equipo.

Se les hace muy largo y solo cabe darles apoyo emocional... y contarles todo rumor de fichaje –por disparatado que sea– que llegue a nuestros oídos. Aunque sea hablar por hablar, solo por amenizar la insufrible espera.