Por supuesto, voto hoy. He votado siempre en cada convocatoria electoral, referéndum o consulta desde aquella primera vez en octubre de 1982. Tal y como está en riesgo el asunto de los derechos democráticos no creo que merezca la pena hacer dejación voluntaria de uno de ellos, el derecho al voto. Y no votaré con la nariz tapada. Voto con la conciencia clara de la necesidad e importancia de contribuir con mi granito de arena a la construcción del espacio político y de convivencia que es la UE.
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Pese a sus muchos problemas, inseguridades y contradicciones, si Navarra es un buen lugar para vivir, Europa es un buen espacio, quizá el mejor en este mundo de hoy, al que pertenecer. Navarra ya vuelve a formar parte desde 2015 de una eurorregión junto a la CAV y Nueva Aquitania, organismo europeo del que fue fundadora en los años 90 y que injustificada e incomprensiblemente UPN abandonó unos años después, un territorio con población y capacidad económica que le sitúa entre los focos de progreso más importantes de la UE.
Que casi 7 de cada 10 navarros y navarras consideren positiva la pertenencia a la UE refleja hasta qué punto la idea de la pertenencia a Europa está enraizada en la sociología de esta tierra. Europa se juega también su propio futuro hoy con importantes decisiones por delante sobre el sostenimiento de su nivel de bienestar, los retos energéticos y medioambientales o la necesidad de fortalecerse políticamente ante EEUU y Asia. Sin olvidar la vocación humanista de Europa, su más vigorosa seña de identidad. Votaré hoy convencido de mi voto contribuirá a lograr mayorías en el Parlamento Europeo que pongan freno a la expansión de las políticas neoliberales, a los recortes de derechos sociales, civiles, políticos y laborales, a los discursos belicistas y la nueva carrera armamentística y al avance de la ultraderecha y el autoritarismo. También para Navarra tenga más posibilidades de tener una voz y una representación en los foros de debate y decisión de las instituciones europeas. Una de las claves, en forma de amplía sombra, que planeará esta noche en la apertura de las urnas y el recuento de los votos en toda Europa es el respaldo que vaya a tener en las urnas la extrema derecha que, aunque en diferentes versiones, coincide en características y reivindicaciones comunes como el antieuropeísmo, la xenofobia, el antiislamismo y la antiinmigración, el neoliberalismo económico y la jungla social y las posiciones contra la igualdad de género.
Este sector ultra está jugando fuerte. El peligro se pudo visualizar en las intervenciones de sus máximos representantes en el festival que les organizó hace apenas 15 días Vox en Madrid, donde dejaron claros los objetivos de la gran internacional reaccionaria, que pasan por extender el populismo, el autoritarismo y buscar la destrucción de los cimientos de la UE, sus instituciones, los valores que la inspiraron y, con ellos, las políticas a desarrollar. Un amenaza real para Europa y para todos sus ciudadanos y ciudadanas. No tengo duda que en Navarra las papeletas que votarán a formaciones que defienden lo contrario a estas posiciones serán muchas más y sumarán también para parar la capacidad de influencia de la ultraderecha, y de los partidos conservadores que aspiran a pactar con ellos, en las políticas y decisiones de Europa.