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Mesa de Redacción

Joseba Santamaria

Nosotras y nosotros podemos ser mañana

Nosotras y nosotros podemos ser mañanaEP

Un año más llega un pequeño espacio oficial e institucional de atención y recuerdo a las personas refugiadas. La cifra global alcanza los 120 millones. Los conflictos y masacres en Gaza, Sudán, Congo o Myanmar o Ucrania están provocando nuevos desplazamientos masivos. La mayoría de ellas malviven hacinadas y abandonadas a su suerte en campos improvisados, sin saneamiento, alimentos o atención sanitaria. Y otros muchos miles fallecen cada año por los mares y desiertos o son maltratados en las fronteras del mundo en el camino. Las guerras son la principal causa del crecimiento incesante del número de refugiados.

Las imágenes desoladoras de familias enteras esperando un mínimo de ayuda en su huida de las matanzas en Gaza o Cisjordania son ahora el principal exponente de ese drama mundial. Pero tampoco se puede olvidar la persecución política, religiosa o étnica. Las organizaciones internacionales de defensa de los derechos humanos denuncian la hipocresía de los países occidentales, que conmemoran esta jornada anual dedicada a los refugiados, pero incumplen la legalidad internacional y sus propios compromisos de respetar y proteger los derechos de esas personas solicitantes de asilo. La doble vara de medir de las democracias occidentales con el genocidio del Gobierno de Netanyahu en Gaza es un ejemplo. El encubrimiento cómplice de gobiernos y organismos internacionales con la sistemática vulneración de la Legalidad Internacional y del Derecho Humanitario por parte del Gobierno de Israel.

Un gobierno que, como el de Putin o Xi, ni siquiera supera los mínimos éticos y democráticos exigibles para su homologación internacional, formado por el supremacismo sionista, la ultraderecha racista y el fanatismo mesiánico religioso. La capacidad de intoxicación informativa de Israel convierte falsamente a quienes denuncian los crímenes contra la humanidad de ese Estado y la masacre permanente de la población palestina en personas que odian a los judíos. En realidad, esa misma propaganda oculta que hay miles deciudadanos en Israel y en el todo el planeta judíos que comparten esas mismas denuncias. Israel ha cometido un acto de genocidio y crímenes de guerra, pero la UE, la OTAN y EEUU han vuelto a sancionar su mayor baza: la absoluta impunidad.

Y han ahondado en la desesperanza de los palestinos respecto al valor de la diplomacia y la democracia para solucionar la ocupación ilegal de sus territorios. Aún más, hay gobiernos que retratan a las personas refugiadas y migrantes como una amenaza para la sociedad a la que piden protección. Y otros muchos que están anulando de hecho el principio de no devolución, que prohibe entregar a cualquier persona a un país donde pueda sufrir violaciones de derechos humanos, al tiempo que se levantan nuevos muros en las fronteras. La actual UE, con el avance de las posiciones políticas de extrema derecha, es uno de los peores ejemplos. 120 millones de personas refugiadas por todo el mundo y se las elites hablan cada vez más alto de guerra mientras imponen una nueva carrera armamentística nuclear. La guerra está ahí. Las guerras siempre están ahí. En Palestina, en Ucrania y en medio mundo más. Las malditas guerras. No olvidar que quizá mañana nosotras y nosotros podemos ser también esas personas.