El incalificable presidente de Argentina, Javier Milei, es una suerte de moderno caballo de Atila. Por donde pisa, no vuelve a crecer la hierba. Es algo que llevan sufriendo especialmente sus compatriotas, que han visto incontables destrozos de su bienestar y de su libertad en los apenas seis meses que lleva en la Casa Rosada. Sin embargo, también los países que ha visitado en este medio año han comprobado cómo su presencia va acompañada de gresca política y callejera.

Cambiando de metáfora, el populista fascistoide ejerce también como rey Midas a la inversa: todo lo que toca se convierte en peste... ¡incluso para quienes pretenden agasajarlo!

Lo acaba de sufrir en sus propias carnes la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que, como bien anotó Patxi López, concedió una medalla a Milei solo por jorobar a Pedro Sánchez. De paso, la emperatriz de Sol también buscaba poner en un brete a su inminente víctima, Alberto Núñez Feijóo.

Efecto bumerán

Y es verdad que, en el primer bote, parecía que la jugada le había salido bien. Ahí quedan las resultonas fotos de la pareja de ultraliberales acelerados. Pero también el momento “tierra, trágame” cuando el bonaerense se puso a largar de pufos protagonizados por las parejas y los hermanos de los gobernantes.

Eso fue el aperitivo. Más duro debió de resultarle a la Pigmalión de Miguel Ángel Rodríguez comprobar que una parte significativa de la prensa diestra no le rio la gracia. Al revés; algunas cabeceras y opinadores le afearon que exhibiera tal sintonía con un tipo que no es homologable democráticamente. La sonrisa de Feijóo, convertido en bicho-bola, debió de cruzar su cara de oreja a oreja al leer y escuchar esos comentarios.

Otro damnificado menor fue el diputado socialista en la Asamblea de Madrid Jesús Celada, que se vino arriba asegurando que el canciller alemán, Olaf Scholz, no recibiría a Milei. Vaya sofoco tuvo que llevarse al comprobar que el líder de los socialdemócratas germanos sí rindió honores al presidente argentino. Y, siguiendo la tónica general, lo está pagando con la profundización de su descrédito. “¡Milei, basura, vos sos dictadura!”, gritaban los manifestantes en las calles de Berlín y Hamburgo.